Casa solla, homenaje al producto gallego

Por Evasionesculinarias @EvasionesC
En Galicia cuentan con preciosas zonas de montaña, pastos y con mucha tierra situada a orillas del mar. Todo esto y un clima característico, les da la ventaja de poder contar con productos de elevadísima calidad, lo que hace de Galicia un estupendo lugar de vacaciones para los amantes de la gastronomía.

Hoy os quiero hablar de un gran chef, Pepe Solla, y de su restaurante, Casa Solla, al que algunos se refieren como el mejor restaurante de Galicia. Yo eso no lo puedo afirmar porque de momento poco conozco de esa tierra, pero cuando alguien aprecia tanto el producto de su tierra y cocina tan bien y con tanto cariño como él, te hace vivir una experiencia gastronómica de las que no se olvidan.
Casa Solla está situado muy cerca de Pontevedra, en Poio. Una fachada rústica que acoge una sala con pocas mesas, muy acogedora y con una zona de la cocina vista, los comensales pueden ver como se están terminando sus platos lo que hace que los lazos entre el personal y los clientes se hagan más fuertes. En el restaurante cuentan con platos en los que el producto es la estrella y sabores tradicionales y técnicas novedosas van de la mano. Además de la carta tiene diferentes menús degustación. Nosotros elegimos el menú gastronómico, que es el intermedio de los tres que tienen. Antes de comentar los platos con los que disfrutamos esa noche, hablaros del servicio, muy atento, detallista y agradable, con Pepe Solla a la cabeza, pendiente tanto a la sala como a la cocina y muy cercano con los comensales que allí estábamos. En Casa Solla logran con su menú que te evadas en su mundo gastronómico, disfrutando de la calidad de los productos y sabores que allí ofrecen. He de decir que estuvimos a principios de septiembre, ya que alguno de los productos que degustamos en el menú ahora están fuera de temporada. Comenzamos con algunos aperitivos, pequeños bocados con mucho sabor. Camarones crujientes y bocata de molusco.

Dos bocados crujientes. El primero unas cabezas de unos estupendos camarores rebozados y bien fritos, el segundo pan relleno de crema de moluscos, sabor y textura.  Los siguientes snacks son las piedras que se comen y aceitunas rellenas.



El bocado de aceituna no me sorprendió demasiado, más sorprendentes son las piedras que en realidad es una crema suave, no diré de que para no romper la sorpresa.

Pan con aceite.

Aparentemente mantequilla, pero en realidad es una crema con un sabor a aceite de oliva virgen extra, acompañado con unas láminas crujientes de pan. Delicioso y es que, ¿a quien no le gusta el pan con aceite?

Seguimos con las sorpresas con el huevo que no lo es.

Textura simular a los huevos pasados por agua, con una yema cremosa, pero no hay huevo dentro de esta cáscara. Un plato muy rico en el que juegan con la vista para "engañar" al comensal.

Laconcita pibil.



Dos bocados maravillosos. Inspirada en una fajita mexicana pero con productos gallegos. La tortilla la sustituye una lámina de nabo y el guiso de cochinita pibil lo realizan con lacon.

Terminamos con los aperitivos y empezamos con los entrantes.


Un homenaje al producto de la huerta en este toma tomate!!!



Con unas pinzas en la mano vas "cazando" diferentes tipos de tomate, algunos crudos, otros horneados, fritos, encurtidos, confitados... y un par de salsas para mojarlos. Con un único ingrediente y, además, un ingrediente que comemos mucho todos los veranos, logra un plato con un montón de sabores y texturas distintas.

Especial mención tengo que hacer a la vajilla, esta "roca" en forma de plato es alucinante, pero el resto de la vajilla, pensada en cada plato y entre la que se encuentran platos elaborados con piedras, maderas...Soy fanática de las vajillas y la de Casa Solla es espectacular. Uno de los platos que más me sorprendió por la cantidad de sabor en boca fue vieira green tallarin.
Unos tallarines de calabacín con unas láminas de vieira con una textura y sabor deliciosos. Lo mejor del plato la salsa, algo picante, que envolvía todo el plato. Combinación de sabores en este plato de sardina, migas, panceta, gazpacho y ajo negro.



Mezcla de tierra y mar, de matices salados y dulces, diferentes texturas.

Llegamos a los platos fuertes con esta merluza, espárrago blanco asado, romesco de cacahuete y yema.



Ya lo veis en la foto, un trozo de lomo de merluza fresca, en su punto exacto, jugosa y más aún con esa rica salsa de frutos secos.

Otro excelente plato de pescado fue el San Martiño, verduras asadas y mayonesa se chile. San Martiño, conocido en otros sitios como San Pedro, es un pescado que no se ve mucho en las pescaderías, al menos no en las madrileñas, pero a mi, las veces que lo he comido, me ha parecido excepcional. En este caso lleva un toque de plancha y la verdad es que con la mayonesa de encurtidos le da un punto picante. Guiso de gallo con puré de apionabo. El plato de carne es de gallo. Un guiso tradicional, al que se nota que se ha dedicado tiempo y fuego lento. El puré de apionabo y las flores y hierbas le dan un punto ácido y fresco. Antes de los postres le llega el tiempo a los quesos. Pepe Solla nos corta cada uno de los quesos y nos explica su procedencia, en nuestra tabla todos quesos gallegos, deliciosos, acompañados con unas confituras. Un estupendo paso de los platos salados a los dulces. Empezamos con los postres. Piña colada.



Un bocado refrescante, un helado de piña colada sobre un taco de piña, ácido y dulce. Queimada y manzana. Delicioso. Mezcla de texturas con el cremoso de la queimada y un toque crujiente del dulce de manzana. Por último, un lienzo, el paisaje de verano.