Casabermeja, Frigiliana y Nerja

Por Flipaser
Fecha: 07 al 24 de Diciembre de 2017
Ruta: Madrid - Monasterio de Yuste - Garganta la Olla - Alcántara - Cáceres - Guadalupe - Trujillo - Évora (PT) - El Rocío - PN de Doñana - Matalascañas - La Rábida - Sevilla - Ronda - Málaga - El Torcal - Antequera - Córdoba - Casabermeja - Frigiliana - Cuevas de Nerja - Nerja - Granada - Guadix - Abrucena - Tabernas - Almería - San Miguel de Cabo de Gata - La Fabriquilla - Faro de Cabo de Gata - San José - Playa de los Genoveses - La Isleta del Moro - Rodaquilar - Las Negras - El Playazo - Agua Amarga - Playa de los Muertos - Níjar - Albaricoques - Sorbas - Mojácar - Vera - Cartagena - Vélez Rubio - Vélez Blanco - Pozo Alcón - Úbeda - Jaén - Baeza - Campo de Criptana - La Alberca de Záncara - Cuenca - La Ciudad Encantada - Madrid.
Salimos desde Córdoba en dirección a Granada, pero en el camino teníamos muchos lugares que visitar. La primera parada fue en el pequeño pueblo de Casabermeja; un pueblo prácticamente fantasma. Paseamos por sus callejuelas desiertas, rodeamos la iglesia, que estaba cerrada y de repente, cuando ya estábamos a punto de irnos, empezamos a escuchar voces, tumulto, risas... giramos en una esquina y nos encontramos con el centro del jubilado, donde la mayoría de los residentes del pueblo disfrutaban sentados tomando el sol y conversando. Aquí pudimos darnos cuenta en primera persona del famoso envejecimiento de la población rural, donde la mayoría de las personas en edad laboral se han marchado a las grandes ciudades o capitales de provincia. Los viejitos nos miraron con cara de "¿qué se les habrá perdido a estos en nuestro pueblo?" mientras pasábamos de largo a su lado y nos subíamos al coche para seguir bajando hacia Granada. 



La primera parada fue en Frigiliana, pueblo blanco por excelencia, ubicado entre montañas y colocado sobre un barranco a modo de mirador. Las calles con adoquines y las paredes blancas impolutas, hacen de este lugar un destino fantástico para pasear y tomarse unas cervecitas al sol. Un precioso pueblo, lleno de extranjeros, que parece haberse convertido en destino europeo de retiro. 







Desde aquí nos fuimos hasta la Cueva de Nerja, un lugar muy especial y que apenas recordaba de mis veranos de infancia en Torre del Mar, donde pasaba visitando a mis tío abuelos y poniéndome negro en la playa. Esta cueva, descubierta por unos chicos en el año 59, ha resultado ser un lugar de interés geológico de alta importancia, poseyendo unas de las pinturas más antiguas que se conocen donde se reconocen animales marinos. Tiene unas grutas enormes llenas de estalactitas y estalagmitas. El recorrido es sencillo y de fácil acceso, sin embargo, la visita se realiza con una tablet y una audio-guía al cuello, donde una señora con mala leche te va metiendo prisa para hacer el recorrido. Me gustaba mucho más cuando personas de la zona te explicaban con cariño sus bienes más preciados. 







Fuimos a comer a Nerja y visitamos el famoso barco de Chanquete, que reposará por siempre en el parque Verano Azul. Paseamos por la zona antigua y nos asomamos al Balcón de Europa (un mirador hacia el acantilado y el mar mediterráneo), donde disfrutamos de las imponentes vistas y supimos que este nombre fue otorgado por Alfonso XII en 1885 al decir que pareciera que allí acabase Europa.


Salimos entonces hacia Granada, única ciudad del recorrido en la que pasamos dos noches.