La gran mayoría de las especies de aves contruyen nidos para albergar sus huevos y pollos. Pero la variedad de estas construcciones así como de los materiales empleados en ellas es enorme. Hay especies que construyen nidos muy endebles que no suelen aguantar hasta el final de la estación, mientras que otras construyen nidos fuertes y resistentes que duran muchos años y que pueden ser usados estación tras estación con unas mínimas reparaciones.
Entre las especies que construyen nidos más resistentes se encuentran los hirundínidos, como los aviones y las golondrinas. Sus nidos son copas más o menos cerradas que fabrican con barro, en ocasiones mezclándolo con hierbas y saliva para dar más resistencia a la estructura.
Al poco de llegar de sus lugares de invernada, estas aves buscan lugares apropiados, como charcos o riberas de ríos, donde recogen bolitas de barro que transportan pacientemente para construir sus nidos. Cuando el calor aprieta, en algunos sitios se pueden concentrar grandes grupos de pájaros que van y vienen continuamente desde el charco hasta los nidos, que pueden tener completamente terminados en pocos días.
El nido de los aviones comunes (Delichon urbicum) es cerrado, dejando una pequeña abertura para permitir el acceso de los adultos. Estas aves frecuentemente aprovechan las construcciones humanas y apoyan sus nidos en una o varias paredes y utilizan los aleros como techo.
Las golondrinas comunes (Hirundo rustica) también suelen asociarse a las construcciones humanas, y en muchas ocasiones llegan a construir sus nidos dentro de casas y cuadras. Al contrario que en el caso de los aviones, las golondrinas construyen nidos abiertos, en algunos casos tan pequeños que sólo tienen una pequeña copa donde poner los huevos. Este tipo de construcción es más vulnerable que la de los aviones y puede ser más accesible a los depredadores.
El nido de las Golondrinas daúricas (Hirundo daurica) es el más elaborado de todos los hirundínidos ibéricos. Esta especie es menos colonial y está menos ligada a las construcciones humanas que las dos especies anteriores. Suelen ubicar sus nidos en cuevas, en algunas ocasiones a varios metros de la entrada, y se caracterizan por tener un tunel de entrada que dificulta aun más el acceso de los depredadores. En algunas ocasiones, cuando uno de las entradas se rompe, en la siguiente estación los propietarios tapian la entrada antigua y construyen una nueva.