Casco y corbata

Por Jerjes Ascanio
Luego de la batalla de Kaserine en África, el II Cuerpo de Ejército de EEUU estaba muy desmoralizado a causa de los graves golpes que había sufrido a manos de las fuerzas de Rommel. Eisenhower resolvió, para reparar esto, la designación del general Patton como nuevo comandante. 
La decisión no podría haber sido más acertada. Con una personalidad avasalladora, un carácter firme y decidido y algo excéntrico, era justo lo necesario. El general Bradley comenta en sus Memorias como Patton llegó a su puesto de comando, entre sirenas y la marcha de decenas de vehículos: "en el coche que marchaba a la cabeza, Patton viajaba de pie, como el conductor de una cuadriga. Miraba ceñudamente hacia el viento y su mandíbula presionaba contra el barbijo de malla de un casco con dos estrellas. Dos estrellas de plata, de tamaño excesivo sobre una chapa roja, señalaban su auto de comando." El ego de Patton era otra de sus características. 
Pronto encontró el elemento que necesitaba para elevar la moral de su tropa. Durante varios meses de combate, los soldados estadounidenses se habían acostumbrado, como el recluta inglés, a un uniforme desaliñado. No usaban el casco, sino solamente la gorra de lana que debían llevar debajo. Patton entonces obligó el uso de casco, polainas y corbata en todo momento. Las multas por no hacerlo eran de 25 dólares para soldados y de 50 para oficiales. 
El reinado del "escupa y saque brillo" que instauró el general Patton logró justamente su objetivo: soldados más disciplinados, orgullosos y seguros de sí mismos...