«Recordó cuando, en el pabellón de gimnasia de Jersey City, con la atmósfera cargada, venció a Adam Landis, el campeón juvenil de lucha, y el abrazo que le dieron luego su madre y Ryan, y que estuvo a punto de reventar de lo orgulloso que se sentía. (…) ¿Qué sería de esos pequeños momentos, pero tan importantes para él? (…) Cuando él muriera, se olvidarían y al cabo de unas cuantas vueltas de la Tierra sería como si nunca hubieran existido. Todo se perdería volando por el universo.»
¿Y si la sangre de un genio corriera por tus venas y tuvieras la posibilidad de hacer realidad tus sueños? Eso mismo le pasa a Francis, un joven de diecisiete años que se considera un fracasado, nunca ha conocido a su padre y vive en un pueblecito perdido de Nueva Jersey con su madre. Pero cuando descubre la rocambolesca historia que hay detrás de su concepción, un mundo de posibilidades se abre ante él. Acompañado de dos amigos, Francis emprenderá un alocado viaje en busca de sus orígenes y de su destino.
Casi genial es una novela que habla de de conocerse uno mismo, de sentirse perdido, de coger las riendas de lo quieres e ir a por ello sin pensar en nada más. Para Francis no es tan sencillo: en el momento en que su madre se divorció de Ryan, su padrastro, su vida dio un giro radical. De tener una vida acomodada a trasladarse junto con su madre a una caravana. Además su madre tiene episodios depresivos y pasa largas temporadas en el hospital. En la última descubre la verdad: en su juventud su madre participó en un experimento científico en el que varias mujeres quedaron embarazadas de hombres anónimos con un alto coeficiente intelectual. Francis es un niño probeta y, al descubrirlo, siente la gran necesidad de recorrer el país para encontrar a su padre porque cree que descubrirá quién es y no se sentirá un fracasado. Junto con su mejor amigo Grover, el típico freak/pringado al que aprecia y odia al mismo tiempo por tener más oportunidades que él, y Anne-May, la chica que conoce en el hospital y de la que se sentirá muy atraído aunque ella le deja claro que no se enamore de él, recorren el país y ese viaje hará que Francis vea que sus sueños están más cerca de lo que creía, y que es la oportunidad que él necesitaba.
Me ha sorprendido encontrar una historia muy real, ya no sólo por los acontecimientos -la desgraciada vida de Francis, la depresión de su madre, los problemas de Anne-May- sino por la forma en la está relatada. Benedict Wells la cuenta con un estilo muy directo y ameno. No se corta en hablar de temas como el sexo y la mala vida, hace hincapié en lo que significa ser un niño probeta, en los experimentos científicos y abre una reflexión sobre si los genes son los hacen ser a la persona como es o es él mismo quién lo decide, de si es el azar o no el encargado de darte la vida que esperas. Francis tendrá que recorrer Estados Unidos para averiguarlo y en la road trip vivirán momentos divertidos y peculiares, de ciudad en ciudad, de motel en motel, dejándose llevar por las circunstancias. Los tres amigos vivirán un viaje
Aunque al principio la novela está cargada de pesimismo, mientras avanza va navegando entre el creer en los sueños y apostar por ellos o dejarse llevar y aceptar la vida que a uno le ha tocado. Cada uno la interpretará de una manera u otra, yo me quedo con las ganas de cambiar la cosas que tiene Francis, ese optimismo que intenta ocultar pero que a veces se le va de las manos. Francis es un personaje de diez, bien construido, se profundiza en sus miedos, en sus sueños y va madurando con el paso de las páginas. Lo mismo sucede con Grover y Anne-May, ambos se aventuran en un viaje con el objetivo de atreverse a hacer algo diferente o de huir de los problemas que tienen a sus espaldas. En realidad, no son tan diferentes de Francis. Pero si hay algo que me ha gustado muchísimo del libro ha sido el final: no pude despegarme de él hasta conocerlo completamente y cuando acabé de leer la última línea, me quedé estupefacta por lo que había hecho Benedict: no me podía creer que hubiera acabado así aunque sabía que era el final perfecto para esta historia. Estoy segura que será un final muy criticable, que habrá muchos que no les guste nada y a otros que sí, pero nadie me puede negar que es impactante, el final perfecto para la vida de Francis.
«La vida es una mierda porque la vida es una mierda –dijo Anne-May. Y punto pelota.»