Rematé, con la primera ola de frío, el Casi, de Jorge Bustos, un crónica sobre el mundo de las personas sin hogar en Madrid. Buen libro, poniendo la luz sobre una realidad que no queremos ver. De entre las reflexiones que me anoto, la más relevante es esta: Ninguna institución aguanta mucho sin encarnarse en personas decentes. En cuanto a los datos: "más del 10 % de la gente en situación de calle en España tiene estudios universitarios". Es una realidad que está y de la que nos separa una línea más fina de lo que pensamos, aunque nunca lleguemos a cruzarla.
El autor reparte estopa también a su gremio: Todo Periodista, que no es demasiado tonto o no está demasiado pagado de sí mismo sabe que lo que hace es moralmente indefendible sostiene Bustos, quien también avisa: La sesión avanza basculando entre la autobiografía y el anecdotario. Al fin, y al cabo son géneros muy indicados para un taller de periodismo….
Historias con nombre y apellido, como quería Snyder al fina de las Tierras de sangre. Historias como como la de Jesús, alcohólico, pintor, hijo de padre también alcohólico y artista, “Me impuse la norma de que jamás dormiría en el suelo. Me decía que mientras no durmiera en el suelo, mantendría la dignidad, que es lo primero que te quita la calle” le cuenta a Bustos en un relato que remueve...
La otra cara de la moneda son las personas, religiosas o funcionarios, que trabajan y luchan, por vocación o por dinero, para mejorar la situación de las personas que viven en la calle
Lo cierra muy bien Bustos explicando cuál es el objetivo del libro: mantener vivo lo particular frente a las generalizaciones de la ideología: esta es la humilde batalla en la que hay que comprometerse. No existen los sintecho. Existe cada persona privada de hogar que un día podríamos ser nosotros.
Un buen libro.