Caso 3 bullying en torrejón de ardoz por ser gay

Publicado el 15 septiembre 2018 por Plazamenortorrejon2018


Cuando tenía 13 años, mi hijo nos confiesa que es gay. En casa tenía total el apoyo y comprensión, pero le recomendé que no dijera nada en clase, porque aún sigue habiendo a quien ésto le molesta o no lo entiende y les sirve para hacer daño.

No me hizo caso y lo contó. Con los compañeros de clase con los que ha crecido, no hubo ningún problema, pero al empezar el instituto los separaron por optativas, y tuvo la mala suerte de no coincidir con ningún amigo.A los 3 ó 4 meses de haber empezado las clases, le veo en los brazos pequeños cortes, casi como arañazos que van desde el codo hasta la muñeca (por la parte interna), y yo pensando que formaba parte de algún juego, pues le regaño.

Un día aparece con el jersey empapado de sangre, me pide que le Cure, que no le lleve al médico que no se siente bien, y yo accedo y le curo. Al terminar se abraza a mí llorando y me confiesa el calvario por el que está pasando: insultos como maricón, machorra, mariposón, marica; se dicen unos a otros que cuidado no se arruinen a él a ver si los va a violar, etc, etc.

Pedimos hablar con el director del Instituto para pedirle soluciones y nos recibió allí hasta el de la limpieza, trataban de amedrentarnos y de hacernos creer que eso allí no pasaba, y nos dicen que cuando nos fuéramos hablarían con mi hijo. Les dije que no tenían mí permiso para hablar a solas con él, que lo tendrían que hacer con nosotros delante.A pesar de dar los nombres de los acosadores, ellos no hicieron nada.Mi hijo empezó a sufrir un estrés tan grande, que se autolesionaba dentro del centro, y al llevarle a que le curasen, primero nos enviaron al psiquiatra, y después levantaron un parte de lesiones que va a la policía. Nos llamaron de comisaría y tuvimos la gran suerte de que el jefe nos dijo que se iba a encargar personalmente del caso de mí hijo.

Pusimos una denuncia al centro en comisaría y en el área territorial de educación, y a partir de ese momento se vuelcan con mi hijo y le ponen a su disposición a la orientadora, y la orientadora le pregunta casi a diario que cómo va todo. Los agresores fueron expulsados ¡3 días! (lamentable).Cuando regresaron todo siguió igual y mi hijo se hace un corte verdaderamente serio, dentro del aula, y me llaman a mí en lugar de trasladarlo a urgencias (firmamos un papel al inicio del curso dando autorización para llevarlo al médico si era necesario)Yo creo que no le llevaron para no explicar que había ocurrido dentro del centro, y no enfrentarse al parte de lesiones. Así que me lo llevo a urgencias e inmediatamente voy a comisaría a poner denuncia por denegación de auxilioA todo esto, nos llaman de servicios sociales para investigarnos a nosotros, para ver en qué entorno está creciendo nuestro hijo y si somos buenos padres (literal).Nos echan en cara que nuestro hijo va a demasiados médicos (psicólogo de la seguridad social, psiquiatra de la seguridad social y psicólogo de una asociación lgtbi) que le estamos agobiando, a lo que yo le expliqué que mi hijo era el que decidía dónde ir y cuando dejar de ir.Nos pidieron nóminas, informes médicos, teléfono del centro escolar y de sus médicos, vinieron a ver si la vivienda era adecuada... fué horrible.Como las cosas de palacio van despacio, mi hijo sigue sufriendo el acoso y las amenazas, y una mañana se toma un montón de pastillas y sale de casa. Mi intuición me dijo que algo raro estaba pasando y pude ir al instituto a tiempo de llevarle al hospital.Durante los dos años que duró la pesadilla, dijimos de cambiarle de instituto, pero nos imploraba que no, que también tenía amigos, que no se sentía preparado para ir a otro sitio con gente nueva, que tenía miedo de que fuese incluso peor que aquí, etc.Me planté en el instituto y les dije que me llevaría por delante a quien hiciera falta, que llamaría a las tv, escribiría mi caso a los periódicos, que haría lo que fuera por el bienestar de mí hijo, que estaba dispuesta a demandar a los padres de los alumnos. Lo que fuera. Les advertí de las demandas que les había puesto y les exigí cambios, porque mí hijo no tenía por qué cambiar de centro.Entonces hablaron con los padres de los acosadores, les expulsaron el resto del curso y les abrieron expediente disciplinario.El curso siguiente todo iba bien, mi hijo empezó a ganar confianza, autoestima y seguridad.Cuando tuve que ir a ratificar las demandas, lo hablé con él y toda la familia decidimos no continuar porque él quería seguir estudiando allí, con sus amigos de toda la vida, y tenía miedo a represalias por parte del centro.Sigue estudiando allí, y a pesar de todo lo vivido, no ha repetido ningún curso.Para poder demandar fué muy importante que mi hijo tuviera lesiones, porque de no ser Así, de no ser visible, el final probablemente sería muy distinto.Siempre que conozco algún caso de acoso intento ayudar, si mi experiencia sirve para algo, aquí está mi mano.