Tenemos que admitir que Júpiter ha acaparado el espectáculo a Saturno en los últimos tiempos. En 2009 el astrónomo aficionado australiano Anthony Wesley registró una mancha de color oscuro probablemente el impacto de un asteroide. Más adelante, el propio Wesley y su compañero Christopher Go (otro aficionado) captó otro posible impacto en las nubes altas del planeta. Este año Júpiter había "perdido" una de sus franjas, el Cinturón Ecuatorial Sur, pero ahora está reapareciendo. Después de todos estos acontecimientos, observar el disco de Saturno resultaba bastante aburrido.
Pero la reciente mancha blanca descubierta en el discreto Saturno el pasado 10 de diciembre ha puesto de actualidad nuevamente a Saturno. Anthony Wesley descubrió esta mancha, poniendo nuevamente de relieve el protagonismo de los astrónomos aficionados en la observación planetaria. La mancha es relativamente fácil de observar con telescopios de aficionado de tamaño medio. Aunque en el pasado se han observado varias formaciones similares, esta tormenta parece ser la más brillante en décadas.
Saturno tiene cinturones de nubes igual que Júpiter, pero éstos son sutiles y difíciles de observar con telescopios pequeños. Incluso con aparatos grandes a veces no pueden distinguirse. La atmósfera de Saturno es mucho menos cambiante y vistosa que la de Júpiter. Sin embargo, aproximadamente cada 30 años desde el año 1876, cuando el hemisferio norte de Saturno se inclina hacia el sol, surge una gran emanación de material interior de color blanco que se extiende por la cubierta de nubes del planeta superior. Una teoría sostiene que las tormentas provocan que una burbuja de gas caliente de la atmósfera inferior brote junto a las nubes más oscuras. A medida que el gas se enfría el amoniaco se congela dejando una nube blanca de cristales de hielo que se extiende sobre las nubes. La última aparición de esta gran tormenta fue en 1994. Ahora parece tratarse de una nueva aparición de esta tormenta.
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Publicado en Odisea Cósmica
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