Merienda, chimenea para entrar en calor y asar castañas, parchís, cosquillas y roughhouse 2vs1 –la Maestra-Jedi estaba fuera– en el sofá. ¡La pequeña Leia casi se mea encima de tanto reír! Hacía tiempo que no pasaba un día de paternidad salvaje, sin horarios, sin colas, sin preocupaciones. Y se nota. Creo que el buen humor, por mucho que me estrese la semana laboral y escolar, me aguantará aún unos días. Hasta la pequeña lleva desde el sábado lanzándose a mi cuello, dándome besos, y repitiéndome "¡Te quiero, Papi!".
Y, claro, en la Academia Jedi no podía faltar el holograma más famoso de la Galaxia... 😆
Lo dicho, pilas cargadas para unos días. Esta tarde, al recogerlos del cole, Leia volvía a repetir lo de "¡Te quiero, Papi!", y ha estado canturreando –en un perfecto inglés– el Jingle Bells por la casa. ¿Cómo no iba a salirme bonita y rica la tortilla que hemos comido hoy?
¡Que la Fuerza os acompañe!
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