Castígame mi madre, y yo trómpogelas

Publicado el 19 marzo 2015 por Desequilibros
Paradójicamente, Don Quijote reprende a Sancho por el abuso de refranes… con el uso de refranes. Y, en concreto, utiliza dos veces la fórmula Castígame mi madre, y yo trómpogelas.
Y utiliza la sentencia para expresar que alguien hace inmediatamente lo contrario de lo que se le aconseja.
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El Quijote de la Mancha tiene en total unas 388.000 palabras; de las cuales casi 23.000 son diferentes; y casi 12.000 están utilizadas una única vez. Y las palabras más utilizadas, si exceptuamos preposiciones, pronombres, artículos, conjunciones, etc…, como podréis suponer, son "Quijote" y "Sancho".
Este dato da idea de la riqueza de vocabulacio de Cervantes, sobre todo si tenemos en cuenta que un hablante medio de su propio idioma no usa habitualmente más de 2000 palabras distintas y que para comunicarnos en el ámbito familiar no usamos más de 300.
Uno de los principales argumentos que esgrimen aquellos que califican al Quijote como "difícil de leer" es que usa un lenguaje, estructuras sintácticas y referencias semánticas un tanto alejados de la realidad actual del idioma. Lógico: la obra fue escrita hace más de 400 años.
A pesar de ello, opino que es un libro perfectamente legible con nuestros estándares modernos, simplemente haciendo un pequeño esfuerzo de comprensión e interpretación aunque es cierto que todo él está poblado de estructuras, expresiones o palabras que se pueden calificar de arcaicas u obsoletas.
El personaje de Sancho, como fiel reflejo de un cierto perfil social, puebla su discurso de refranes y frases hechas. Y Don Quijote, espejo del caballero, le censura esta actitud en varias ocasiones por ello.
En el capítulo 43 de la segunda parte del Quijote encontramos este pasaje:
—También, Sancho, no has de mezclar en tus pláticas la muchedumbre de refranes que sueles, que, puesto que los refranes son sentencias breves, muchas veces los traes tan por los cabellos, que más parecen disparates que sentencias.
—Eso Dios lo puede remediar —respondió Sancho—, porque sé más refranes que un libro, y viénenseme tantos juntos a la boca cuando hablo, que riñen por salir unos con otros, pero la lengua va arrojando los primeros que encuentra, aunque no vengan a pelo. Mas yo tendré cuenta de aquí adelante de decir los que convengan a la gravedad de mi cargo, que en casa llena, presto se guisa la cena, y quien destaja, no baraja, y a buen salvo está el que repica, y el dar y el tener, seso ha menester.  
—¡Eso sí, Sancho! —dijo don Quijote—. ¡Encaja, ensarta, enhila refranes, que nadie te va a la mano! ¡Castígame mi madre, y yo trómpogelas! Estoyte diciendo que escuses refranes, y en un instante has echado aquí una letanía dellos, que así cuadran con lo que vamos tratando como por los cerros de Úbeda. Mira, Sancho, no te digo yo que parece mal un refrán traído a propósito; pero cargar ensartar refranes a troche moche hace la plática desmayada y baja.

Y un poco más adelante, en el capítulo 67 de la segunda parte, esta otra escena:
— (…) Sanchica mi hija nos llevará la comida al hato. Pero, ¡guarda!, que es de buen parecer, y hay pastores más maliciosos que simples, y no querría que fuese por lana y volviese trasquilada; y tan bienXXX suelen andar los amores y los no buenos deseos por los campos como por las ciudades y por las pastorales chozas como por los reales palacios, y quitada la causa, se quita el pecado, y ojos que no veen, corazón que no quiebra, y más vale salto de mata que ruego de hombres buenos.
—No más refranes, Sancho —dijo don Quijote—, pues cualquiera de los que has dicho basta para dar a entender tu pensamiento; y muchas veces te he aconsejado que no seas tan pródigo de refranes, y que te vayas a la mano en decirlos, pero paréceme que es predicar en desierto, y castígame mi madre, y yo trómpogelas.

Paradójicamente, Don Quijote reprende a Sancho por el abuso de refranes… con el uso de refranes. Y, en concreto, utiliza dos veces la fórmula Castígame mi madre, y yo trómpogelas.
Y utiliza la sentencia para expresar que alguien hace inmediatamente lo contrario de lo que se le aconseja; literalmente:
"¡Me riñe mi madre, y yo me burlo de ella!"; "me riñe mi madre, y no me importa nada";
El origen de la expresión es filológicamente complejo e incierto. Parece estar relacionado con el francés tromper (‘engañar’) y se trata del presente de trompar seguido de gela, que es una contracción arcaica resultado de la fusión de los pronombres ge ‘se’ (<illi) y la (<illam).
Así que veamos el significado de Trompar. La versión actual de la RAE dice: anticuado "Engañar, burlar". Pero ya en la primera edición del diccionario de la Academia, de 1739, "se marca como vocablo antiguo y en desuso que significa engañar a alguno".

Seguramente ya en tiempos de Cervantes era una expresión anticuada. Aunque no me negarán que es mucho más edificante que las adaptaciones coloquiales modernas:

"Me la suda/pela"; "que si quieres arroz, Catalina"; "me la trae floja"; "me importa un comino/bledo"; "a mí plín"; …

Pero Sancho, erre que erre, sigue a pie juntillas el aforismo de Ovidio: "video meliora provoque, sed deteriora sequor".


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Bibliografía:
• Las palabras del Quijote.
Acerca de un refrán del Quijote, donde cita Trómpogelas, atículo del hispanista francés Raymond Foulché-Delbosc, publicado en la Revue Hispanique en 1899.