Leía ayer, en una red social, "prefiero que haya trabajo y que roben". Lo decía alguien que justificaba, de esta manera, el triunfo electoral de Francisco Camps en Valencia, comunidad autónoma que curiosamente ocupa los primeros puestos en lo que a desempleo se refiere.
En Andalucía la izquierda ha castigado lo que no deberíamos tolerar bajo ningún concepto: que aquellos a los que elegimos para mejorar nuestro municipio, nuestra comunidad autónoma o nuestro país, se enriquezcan ilícitamente por hacer aquello por lo que ya cobran un sueldo.
La derecha "castiga" la corrupción con mayoría absoluta; la izquierda, con la pérdida del poder.