Castilla-La Mancha, La Mancha húmeda

Por Jmbigas @jmbigas

La llamada Mancha Húmeda tiene categoría de Reserva de la Biosfera desde 1980, y abarca una superficie de 25.000 hectáreas (250 kilómetros cuadrados). Sus manifestaciones externas más conocidas, y visitables, son el Parque Nacional de Las Tablas de Daimiel (1.928 hectáreas) y el Parque Natural de las Lagunas de Ruidera (3.772 hectáreas).

Laguna de Aclimatación del Parque Nacional
de las Tablas de Daimiel.
(JMBigas, Mayo 2013)

Históricamente, toda la zona se ha tenido por el curso alto del río Guadiana. La realidad es que el que se conoce como río Pinilla (llamado a veces también Guadiana Alto o Guadiana Viejo) discurre por las llamadas Lagunas de Ruidera (técnicamente, un conjunto de remansos fluviales) y alimenta el embalse de Peñarroya (inaugurado en 1.952). A la salida del embalse, en el municipio de Argamasilla de Alba (Ciudad Real) la corriente superficial desaparece por infiltración a través del subsuelo. Tradicionalmente, se sostenía que el cauce del río seguía un curso subterráneo hasta aparecer definitivamente en los llamados Ojos del Guadiana, en el municipio de Villarubia de los Ojos (Ciudad Real). En el lenguaje común en España, todavía hoy se compara con el Guadiana a cualquier cosa o persona que aparece y desaparece sin avisar.
La ciencia ha demostrado que la realidad es más compleja que eso, ya que está ligada a la existencia del llamado Acuífero 23. El Acuífero Sistema 23 o Acuífero de la Mancha Occidental, es la pieza clave del sistema hidrológico de la Cuenca Alta del Guadiana. Con una extensión de unos 5.500 kilómetros cuadrados, se encuentra a unos 70 metros de profundidad, y sobre él se asientan hasta treinta municipios de las provincias de Ciudad Real, Albacete y Cuenca. Este acuífero recibe aportaciones de múltiples fuentes, incluidos otros acuíferos, como los de la Sierra de Altomira (acuífero 19) o el de Campo de Montiel (Acuífero 24). Los Ojos del Guadiana son un punto natural de descarga del Acuífero 23 y, a todos los efectos, debe considerarse como el nacimiento del río Guadiana. A partir de los años 50, con el desarrollismo agrario y económico de la región, el Acuífero 23 empezó a explotarse de modo indiscriminado y sin ningún control. La implantación de sistemas de regadío en tierras tradicionalmente de secano, suponía la apertura de nuevos pozos que extraían caudal de agua del Acuífero 23. Al principio, en una época donde la sensibilidad (y el conocimiento) medioambiental era mucho menor de lo que son hoy, se llegó a considerar que este Acuífero era ilimitado. Pero la realidad, lógicamente, acabó desmintiendo esta afirmación. En 1987, el acuífero 23 se declaró legalmente como sobreexplotado, y en 1994 la Confederación Hidrográfica del Guadiana aprobó un Plan de Ordenamiento de las Extracciones.

Pasarela de madera para cruzar sobre las zonas
inundadas. P. N. Tablas de Daimiel.
(JMBigas, Mayo 2013)

La situación más dramática se produjo en el 2009, cuando incluso la UNESCO amenazó con retirar la protección de Reserva de la Biosfera a toda la zona. A la sobreexplotación incontrolada se le sumó una larga temporada de sequía, con lluvias casi inexistentes, lo que provocó la práctica desecación de las Tablas. La situación se agravó con los incendios de las capas de turbas en las Tablas de Daimiel. La degradación de estas turbas comprometía la capacidad de impermeabilización del terreno, que es la que acaba generando las tablas fluviales, o grandes encharcamientos en los márgenes de los ríos, provocados por desbordamiento. Tras probar varias formas para sofocar esos incendios, todas resultaron inútiles, y se aprobó, como último recurso, un trasvase desde el río Tajo. Afortunadamente, no llegó a ser necesario, pues se inició una época de fuertes precipitaciones, que sofocaron los incendios de forma natural y que devolvieron el Acuífero 23 a lo que había venido siendo su nivel habitual. Todo este subsistema hidrológico ya ha vivido este año su cuarta primavera de vuelta a la normalidad. Esperemos que las circunstancias nunca reproduzcan la situación dramática a la que se llegó a finales de 2.009. * * * Durante mi reciente viaje por Castilla-La Mancha, tuve ocasión de aproximarme tanto a las Tablas de Daimiel como a las Lagunas de Ruidera. Aunque lo hice en dos días distintos, aquí lo contaré sin solución de continuidad, casi como una unidad, porque resulta, además, lo más recomendable.

Familia de patos en las Tablas de Daimiel.
(JMBigas, Mayo 2013)


El miércoles 22 de Mayo desperté en el hotel de Ciudad Real y, tras desayunar, me dirigí hacia Daimiel y el Centro de Visitantes del Parque Nacional de las Tablas de Daimiel. Este Centro, creo, es el punto natural de inicio de cualquier tipo de visita al Parque. Se puede conseguir (gratuitamente), un mapa bastante detallado de la zona, e información sobre diversos recorridos que se pueden realizar a pie desde el Centro de Visitantes.
El conjunto del Parque Nacional de las Tablas de Daimiel delimita una zona total inundable, en el curso del río Cigüela, que tiene forma de coma, y se desarrolla de noreste a suroeste. El Centro de Visitantes se encuentra hacia la mitad de la extensión, en la orilla oriental.
Dependiendo de la situación hidrológica de la temporada, más o menos zonas de este conjunto estarán efectivamente inundadas. Hay también una serie de islas e isletas, que son terrenos que habitualmente nunca llegan a inundarse.
En la carretera N-430, que bordea Daimiel, está señalizada la desviación hacia el Parque, por una carretera secundaria. Se pasa primero por un Centro menor en el Molino de Molemocho, y se llega a continuación al Centro de Visitantes (coordenadas: N39,137990º O3,696821º). El Centro dispone de algunos servicios básicos para el visitante, como WC y máquinas de venta de agua y refrescos, aparte de la información sobre el propio Parque y las diversas rutas.

Observatorio de la Isla del Pan. P.N. Tablas de Daimiel.
(JMBigas, Mayo 2013)


Como no pensaba dedicarle mucho tiempo a la visita del Parque, me recomendaron la llamada Ruta de la Isla del Pan, que supone un recorrido total de casi tres kilómetros, en terreno prácticamente llano por completo. Su inicio es el propio aparcamiento del Centro. Esta Ruta tiene una primera parada en la llamada Laguna de Aclimatación. Allí, desde el interior de una gran cabaña de madera con pequeñas ventanas, se puede contemplar, sin interferir, la evolución de diversas especies de patos (no soy experto en el tema, lo siento, como para dar muchos más detalles).
Luego la ruta discurre por pequeñas isletas unidas por pasarelas de madera para salvar las zonas inundadas (o, en su caso, inundables), hasta llegar a la Isla del Pan. Allí, en una pequeña altura, hay un Observatorio desde el que se tiene una buena visibilidad de toda la zona.
Para la vuelta se pueden escoger diversas variantes, como el bosque de tarayes. Allí el camino, a veces, puede estar algo embarrado.
Aunque la Ruta se puede hacer en una hora, o incluso algo menos, yo tardé casi dos horas, porque el paisaje se lo merece. Desde las pasarelas se pueden contemplar familias de ánades de diversas especies y, en alguna zona, hasta carpas y barbos de tamaño considerable. Si no sólo se quiere caminar, sino también contemplar el maravilloso paisaje y la fauna y la flora, yo contaría un par de horas como tiempo a utilizar. Llevar una botellita de agua es siempre una recomendación a seguir, ya que en todo el recorrido no hay servicios de ningún tipo.

Parque Natural de las Lagunas de Ruidera.
(JMBigas, Mayo 2013)


Ese miércoles seguí ruta turística por La Mancha, visitando, por ejemplo, la Sierra de los Molinos de Campo de Criptana, que ya os he contado en otro capítulo.
El jueves me desplacé desde Ciudad Real hasta Albacete (ya os contaré detalles en el último capítulo), y tuve ocasión de aproximarme un poco a la zona del Parque Natural de las Lagunas de Ruidera.
El conjunto incluye 15 lagunas (remansos fluviales) que discurren longitudinalmente por el valle del río Pinilla, en dirección sureste-noroeste, y que terminan en el Embalse de Peñarroya, que sería la laguna número 16. Puede verse (y/o descargarse para imprimir) un mapa de la zona en la propia web del Parque.
Las lagunas, de gran belleza natural, están unidas por pequeños arroyos y algunos saltos de agua. Aunque técnicamente ya hemos visto que no es así, a menudo se conoce a este curso fluvial como Guadiana Viejo o Guadiana Alto. El Parque Natural incluye algunos lugares singulares, como el Castillo de Peñarroya o la Cueva de Montesinos, donde pasó Don Quijote una noche. Desde el pueblo de Ossa de Montiel (provincia de Albacete) se puede tomar la carretera hacia Ruidera, que pasa alejada de las Lagunas, o se puede tomar un desvío, que es lo que hice, que te lleva directamente hasta las primeras lagunas del conjunto (lagunas San Pedro, Tinaja, Tomilla, Conceja,...). Toda la zona de las Lagunas tiene múltiples desarrollos turísticos que incluyen desde servicios al visitante (campings, hostales y albergues, restaurantes, bares,...) hasta actividades acuáticas como navegación, buceo, etc. Están señalizadas numerosas rutas para bordear las lagunas a pie o en bicicleta todo terreno. De hecho, me crucé con un grupo de una docena de ciclistas que estaban siguiendo una de esas rutas.

Las lagunas están unidas por arroyos o pequeños
saltos de agua. P. N. Lagunas de Ruidera.
(JMBigas, Mayo 2013)

Como eran ya pasadas las dos y pico de la tarde, me entró un poco de hambre. Junto a la Laguna Redondilla vi varios restaurantes, prácticamente desiertos al ser un día laborable del mes de Mayo. Uno de ellos se anunciaba como pizzería (Horno de Constanza) y me entró el antojo. El local dispone de una amplia terraza, que el día soleado pero fresquito hacía muy apetecible. Sólo estaba el dueño comiendo con algunos amigos. Pregunté si me podían servir, y me comí en una de las mesas de la terraza una de las mejores pizzas que recuerdo, horneada a la perfección. La acompañé con un Lambrusco rosado fresquito (a propuesta del dueño) que, desde mi punto de vista, no es propiamente un vino sino más bien un rosado-de-verano, como si fuera vino con gaseosa. En fin, un delicioso alto en el camino. Desde allí seguí la carretera que va bordeando las lagunas (Lengua, Salvadora, Batana, Santos Morcillo, Colgada, del Rey,...) hasta el pueblo de Ruidera (provincia de Ciudad Real). Merece la pena el camino por esa pequeña carretera secundaria, pues discurre por parajes de gran belleza.
Desde allí seguí camino hacia Albacete, pero eso ya os lo contaré en el último capítulo de esta serie.

Aparte de las fotografías que he escogido para ilustrar este artículo, podéis acceder a una colección más completa, de 41 tomas, de los dos Parques, pinchando en la foto de la Laguna de Aclimatación.

La Mancha Húmeda


JMBA