En Castilla y León existen 66 estaciones que se encargan de medir los niveles de sustancias como el dióxido de azufre, el monóxido y dióxido de nitrógeno, el ozono y el monóxido de carbono.
Veintiséis de esas estaciones son gestionadas por la Consejería de Medio Ambiente. Algunas están instaladas en las ciudades, otras en plena naturaleza, para medir la evolución del grado de contaminación en la atmósfera.
El resto de estaciones son privadas y están ubicadas en zonas industriales. Es una obligación que viene marcada por ley desde la Unión Europea.
Los datos que se registran en los equipos a cargo del gobierno regional son enviados y analizados diariamente en la Consejería de Medio Ambiente. Si hubiera algún tipo de anormalidad se pondría en marcha un protocolo de actuación en el que intervendrían el 112 y Protección Civil.
Fuente: rtvcyl.es