Muchos merlones se han caidos y desaparecen por el abandono
Castillo de Luna (1)…El Patrimonio Sitiado
-¡La culpa es de la avaricia! –dijeron unos
-De la torpeza, de la falta de cabeza! –respondieron otros.
Y lo malo, lo jodido (no encuentro mejor formar de decirlo, aunque confieso que esto solo me pasa cuando la rabia me recome las tripas) es que entre los de la avaricia y los de la torpeza se cargaron a la admirable gallinita que solo pedía que la dejaran poner por los siglos de los siglos, sus codiciados e inmejorables huevos.
Aunque para ser precisos habría que decir: cómo se las gastan los que van de listillos, los gobernantes con complejos de modelos de altas pasarelas derretidos de gusto por fotos de portadas en revistas de moda (nómbrese periódicos…televisiones locales, autonómicas…etc, etc) para después de haberse hartado de micrófonos durante meses en avariciosas ruedas de prensa, y de haber sonreído a cámara con caras de niños listos capaces de zamparse el mundo y a la mitad de sus habitantes si a estos se les ocurriese interferir entre ellos y sus grandiosas ideas (aunque luego estas resulten fallidas), hacen ¡zas! y desaparecen del mapa cuando el tiempo los coloca en su sitio, o cuando el tiempo pone al descubierto que la incoherencia pesa tantas toneladas que al final termina enterrando inventos estúpidos en el fondo del más apestoso de los estercoleros (llámese también hormigón)
Foto, foto y foto, y prensa, y sueños de obras faraónicas que iban a ser la envidia de media España, y si para llevarlas a cabo había que escarbar en las tripas casi milenarias de uno de los mejores castillos de España, escarbamiento y a tomar por culo; y si para cumplir un sueño no quedaba otra más que robar parte de su idiosincrasia, se le roba y que el mundo y el pueblo se jodan…y si al cabo de los años el sueño empieza a oler a chamusquina, pues, ¡a ver, que se le va hacer!, y si el asunto, con el tiempo claramente va quedando en aguas de borrajas…pues lo dicho ¡zas! y la callada por respuesta; y si a las añejas piedras hay que dejarlas pudrirse en el olvido…¡pues mira, a fin de cuentas son piedras viejas y más se perdió en la guerra!
Comienzo de la obra 2008
Seguro que a estas alturas todavía quedará algún firmante del proyecto que aún se atreva a proclamar que torres más altas han caído… ¡a saber!, viendo el percal ya nada puede parecernos extraño. Nada excepto el impersonal hormigón con el que han cubierto cientos de años de historia y en el que –a poco que se tenga un puntito cabrón- no es difícil detectar vanidosos caracteres de rúbricas con sueños de grandeza. Rubricaciones de dueños que ya se veían pasando a las posteridades admirados por futuras generaciones. Admirados por haberse puesto el mundo por montera y haberse atrevido con innovadores proyectos…
La mala noticia –entre otras muchas- es que la triste realidad ha caído como una losa (de hormigón por supuesto) sobre todos los que amamos el patrimonio. Ha caído por igual sobre los escépticos, que al final llevaban más razón que un santo, y también sobre los que se han pasado por sálvese las partes, la historia de un castillo. Dañando por igual a todos…y es que al final la sabiduría popular, que es infinitamente sabia, viene a decirnos que nada que se haga a espaldas de un pueblo, y nada que se esconda entre vallas y puertas cerradas, y nada que carezca de transparencia, como en el caso de estas malhadadas obras, puede albergar nada bueno.
Desde mi punto de vista (lo mismo soy demasiado escéptica) el asunto pinta mal. Solo hay que sumar dos y dos… pero sumo y sumo y no me salen las cuentas: ¡a ver!…cinco años cerrado significa cinco inviernos con sus consiguientes humedades, máxime cuando la fortaleza tiene los achaques propios de su longeva edad…y sumando, sumando con mala leche…si en una casita normal y corriente, como las que habitamos el común de los mortales, se cierra a cal y canto durante un par de añitos, segurísimo que con metódica exactitud cronológica aparecerán desconchones en paredes y desperfectos por doquier…por ello no quiero ni imaginar qué nos encontraremos cuando por fin levanten la dictatorial veda que nos han impuesto, y cuando por fin se nos permita atravesar las puertas de NUESTRO castillo.
Mi otra sensación: que entre unos y otros lo estamos dejando morir en una larga y lenta agonía.
Y, mi otra sensación: ¡que hagamos algo coño!…no sé…llamar a Gordillo (por ejemplo) que está acostumbrado a asaltar posesiones ajenas y esta a fin de cuentas, es nuestra (por lo que en la cárcel deduzco que no nos meterán).
También podríamos pedir facturas, o respuestas coherentes, o dinero a la sargenta rubia de Europa para que las obras vayan para algún lado. Lo que sea con tal de que el castillo no se nos caiga cachito a cachito entre derrumbes, olvidos e indiferencias…
Obras en baluartes año 2009
Hospedería bunquer
- María Penís