Llegamos al castillo de Malbork después de dos noches en Varsovia y dentro del recorrido que hicimos por Polonia en una semana.
Malbork es una pequeña localidad a unos 60 km de Gdansk, en dónde haríamos noche. La verdad es que es una ciudad que, por lo menos, en temporada baja carece de lugares de interés aparte de su castillo. Por ejemplo, para comer tuvimos serios problemas porque no había nada abierto y el único restaurante de comida rápida que había estaba a reventar. Total, que nos fuimos sin comer.
Si podéis aparcar en el pueblo, no os lo penséis, no hay una gran distancia al castillo y el parking que está enfrente cuesta 25 PLN. La entrada normal varía dependiendo si es temporada baja o alta y de si entras en las últimas horas de visita, pero los precios oscilan entre los 14 PLN y los 39,50 PLN. No nos preguntéis porqué, pero a nosotros nos cobraron 19 PLN los dos.
La visita es por libre pero en el ticket va incluida la audioguía que nos encantó. Básicamente por su novedoso sistema de GPS que te geolocaliza en un segundo y se salta el tostón si ve que tú no paras demasiado tiempo en un punto determinado, por lo que la visita se hizo muy amena.
Ya tenían "calefacción centralizada"
Hay que decir que si únicamente quieres verlo por fuera, no tienes que pagar. El castillo se encuentra en un gran recinto con varios edificios y podrás darle la vuelta casi por completo sin tener que pagar un céntimo. Pero nosotros os recomendamos la visita, por algo será Patrimonio de la Humanidad, no?
Como en la mayor parte de Polonia, la Guerra se encargó de destruirlo todo
Si decides entrar, te encontrarás con varios edificios más: el castillo alto, el castillo medio y el castillo viejo. El complejo entero estaba protegido por tres anillos de murallas defensivas. Hoy en día, es la fortificación más grande de Europa y como te contaba más arriba, es Patrimonio de la Humanidad desde 1997.
Bala de cañón incrustada
Este castillo tiene su origen en el s. XII de mano de los caballeros teutones y se dice que llegó a albergar a más de 3.000 soldados. Fue también la residencia de los reyes polacos unos siglos más tarde.
La visita al castillo de Malbork puede resultar abrumadora por su gran extensión, repartida en diversas salas, un pequeño museo sobre el ámbar y hasta una iglesia; por eso a veces solemos quedarnos con pequeños detalles que leemos en los paneles informativos o, como en este caso, que oímos gracias a la audioguía.
En uno de los salones (la foto está un poco más arriba) se encuentra incrustada una bala de cañón sobre la chimenea. En 1410, el castillo de Malbork fue sitiado durante dos largos meses, en una ocasión, mientras los grandes jefes estaban reunidos, un topo colgó una bandera sobre unas de las ventanas. Era la señal para que un cañón disparase una bala justo sobre el pilar que aguantaba la edificación. Como puedes apreciar, la bala o más bien el tirador, no consiguió su objetivo y todavía permanece en el lugar al que fue a parar.
No queremos aburrirte con largos párrafos sobre la historia de este impresionante castillo, pero sí que te recomendamos que te adentres en sus salas, que te cueles en sus cocinas (tengo debilidad por las cocinas de casas antiguas, castillos y palacios) y que pasees por sus jardines. No te defraudará.
Y cuando salgas al exterior, gira a la izquierda y acercate al río, desde allí hay una panorámica de todo el recinto que no te dejará indiferente.
Y así terminaba nuestra visita al castillo de Malbork. Ten en cuenta que la visita se puede alargar unas 2 o 3 horas tranquilamente y que allí no hay mucho que ver. La mejor opción es dormir en Gdansk, una ciudad preciosa de la que te hablaremos en unos días.