Castillo de Naipes
Publicado el 23 febrero 2011 por Jmbigas
@jmbigas
Cuando algún acontecimiento nos parece absurdo, o cuando pensamos que una persona se comporta en modo absurdo, habitualmente el problema que tenemos es que nos falta información, que no tenemos todos los datos. En la realidad, en la vida, en el mundo, muy raramente se producen cosas absurdas. Pueden parecerlo a quien no dispone de toda la información. En el mundo científico, se cuenta que el (ex-)planeta Plutón se descubrió a base de estudiar la órbita absurda de Neptuno, que no tenía otra explicación posible que la existencia de un noveno planeta del Sistema Solar.
Muammar al-Gaddafi, Guía de la Revolución en Libia
(Fuente: anorak)
Estamos asistiendo estos días a una serie de acontecimientos en algunos países árabes que se me antojan absurdos. Vimos caer al régimen de Ben Alí en Túnez y al de Mubarak en Egipto. Estamos viendo la (aparente) agonía del régimen de Gaddafi en Libia. Y estamos viendo revueltas en Bahrein y también en Yemen. Y lo que vendrá en los próximos días o semanas. Cuando digo que me parecen absurdos es porque, después de muchas décadas de dictaduras de diversa ralea, ¿por qué ahora?. Los acontecimientos me llevan a pensar que habrá habido alguna decisión (por activa o por pasiva) de los máximos poderes a nivel mundial, en el sentido de dejarlos caer. La teoría de Kissinger de los 70 (es un hijo de p..., pero es nuestro hijo de p...) parece que ya no es válida hoy para la diplomacia internacional.Cuesta entender que un régimen petrificado por 30 años en el poder como el de Mubarak se desmorone de repente, ante el envite de unas simples revueltas callejeras. Bueno, no hay que subestimar el Poder de la Calle, claro. A lo que contribuyó el hecho de que el Ejército, el principal soporte del régimen de Mubarak, decidiera darle la espalda, y ponerse de parte del pueblo. Habría que entender el por qué de ese cambio de orientación, que posiblemente responda a la necesidad de dejar caer a un Presidente amortizado, para poder seguir manteniendo el poder y la influencia en la nueva situación.
Gaddafi, en uno de sus viajes, escoltado por sus guardias
de corps femeninas
(Fuente: easycomeseasygoes)
Ahora estamos viendo (casi intuyendo, porque los hechos se desarrollan de espaldas a la opinión pública mundial) las revueltas en Libia, parece que salvajemente reprimidas por el régimen de Gaddafi, incluyendo bombardeos aéreos sobre la población civil.Y también estamos oyendo sobre revueltas en el Reino de Baréin (un pequeño archipiélago junto a la costa de la Península Arábiga, en el golfo Pérsico, de 678 kilómetros cuadrados de extensión, y alrededor de un millón de habitantes). Así como en Yemen, al sudoeste de la Península Arábiga, un extenso país de más de medio millón de kilómetros cuadrados (parecido a España) y unos 20 millones de habitantes.En todos esos países se han venido perpetuando regímenes autocráticos de diversa índole y calado. Libia y la mayoría de países de la Península Arábiga tienen una economía basada en el petróleo, lo que da, estadísticamente, unas cifras de renta per capita bastante apañadas, aunque la distribución de la riqueza no sea, en general, ni mucho menos equitativa. La excepción sería Baréin, que es un reino ciertamente autocrático, pero pequeño y poco poblado, donde, según parece, la renta de un país rico está razonablemente distribuida entre la población. Por el contrario, Yemen es un país sin petróleo, con una renta per capita por debajo de los 1.000 dólares anuales.La Península Arábiga nos queda mucho más alejada, y sus realidades nos resultan bastante más ajenas que las que se desarrollan en el Magreb, a las puertas de casa. Haciendo un repaso rápido, digamos que el reino de Arabia Saudí ocupa la mayor parte de la Península Arábiga (2.149.690 Km2 y unos 28M de habitantes). Kuwait (17.820 Km2, 2,3M de habitantes) es un pequeño reino que actúa de estado tampón entre Arabia Saudí e Irak. De hecho, la invasión de Kuwait por parte del Irak de Sadam Hussein fue el inicio de la Primera Guerra del Golfo. Por la costa del Golfo Pérsico, avanzando hacia el Sur, encontramos Baréin (un archipiélago de treinta y pico islas, algunas de las cuales están reclamadas por Irán), el emirato de Qatar (una península de 11.437Km2, con 1,4M de habitantes), y los Emiratos Árabes Unidos (EAU). EAU es la federación de siete emiratos, con una extensión total de 77.700Km2 y una población total de 4,3M de habitantes. Con mucha diferencia, el emirato más extenso es Abu Dhabi (67.340Km2 y 1,4M de habitantes) y le sigue Dubai (3.885Km2 y 1,4M de habitantes).
Manifestaciones en Libia
(Fuente: intereconomia.com)
En el extremo Sur de la Península Arábiga hay otros dos estados: al Este está el sultanato de Oman (212.457Km2 y 3M de habitantes) y al suroeste está Yemen (527.968Km2 y 21M de habitantes). Hasta 1990, en que se produjo la unificación, existía la República Árabe de Yemen (al Norte) y la República Democrática de Yemen (al Sur).Al Norte, Jordania (94.740Km2 y 5,4M de habitantes) también está, geográficamente, en la Península Arábiga, así como parte del territorio de Irak y de Siria.En muchos de esos países, los regímenes políticos vigentes son de tipo autocrático, cuando no claramente dictatorial. Con liderazgos hereditarios y poca, o ninguna, intervención de la población en la marcha política del país.La característica principal que distingue a unos países de otros es la participación (o no) de la mayoría de la población en la riqueza del país, es decir, la distribución de la renta. Los Emiratos y la propia Arabia Saudí serían ejemplo de una distribución razonable de la riqueza entre los ciudadanos. Con la característica especial de que se trata de países que han acogido (y acogen) a una elevada población inmigrante (procedente especialmente de India o Sri Lanka y de los países de Extremo Oriente). Los derechos de las poblaciones inmigrantes son limitados pero, en general, su retribución es razonable, lo que sofoca las posibilidades de revueltas populares masivas. Caso diferente sería Yemen (desierto sin petróleo).Veremos qué sucede con esas revueltas de que tenemos noticia en Baréin, que más parecen un picnic en la Plaza de la Perla de Manama, la capital, y que, posiblemente, se resuelva con retoques al régimen sin mayor trascendencia. Yemen, para mí, es una incógnita, aunque la pobreza del país y de su población es un detonante para cualquier tipo de revuelta: demasiada gente sin mucho que perder.La gran preocupación en este momento es Libia (1.759.540Km2 y unos 6M de habitantes). Libia fue una colonia italiana, y su territorio vio, durante la II Guerra Mundial, las batallas entre el Afrika Korps de Rommel y las fuerzas africanas de Montgomery. Terminada la guerra, en 1951 se dio la independencia a Libia, bajo el gobierno del rey Idris, que fue depuesto en un golpe militar en 1969. Desde ahí, Muammar al-Gaddafi ha sido el máximo gobernante del país. En 1977 se proclamó la Yamahiriya (literalmente, Estado de las Masas) Árabe Libia Popular y Socialista (sic). En la práctica, Gaddafi ha sido en las últimas cuatro décadas el Guía de la Revolución, y el máximo mandatario del país.
La estabilidad del suministro (y el precio) del petróleo
es la principal preocupación de los países occidentales
(Fuente: RTVE)
Gaddafi ha sido durante todo este tiempo un gobernante excéntrico, veleidoso y desmesurado. Tonteó con la Unión Soviética; durante bastante tiempo fue alabado por una cierta izquierda europea, como líder revolucionario popular. Siempre se han sospechado turbias relaciones con grupos terroristas que han atentado, principalmente, contra intereses estadounidenses, por lo que Reagan decidió, en 1986, el bombardeo de Trípoli y Bengasi. A final de los ochenta, parece que sufragó los atentados de Lockerbie en Escocia, y el del vuelo UTA772, que provocaron sanciones que llevaron al país al aislamiento. En 2003, el Gobierno Libio reconoció la participación de ciudadanos libios en esos atentados, y aceptó pagar indemnizaciones, lo que llevó a finalizar el período de aislamiento.En estos días, la reacción de Gaddafi ante las revueltas populares, que piden, como en Egipto, un cambio del régimen, ha sido extremadamente violenta. Durante tantos años en el poder, Gaddafi ha desarrollado un liderazgo autocrático, dictatorial y hereditario. Aunque hay que reconocer que Libia es el país con la mayor esperanza de vida de todos los países de África, y tiene también el mayor PIB per capita nominal (de más de 9.000 dólares), aunque la distribución de esa riqueza está, con seguridad, muy sesgada.Gobernando el país como un gran cortijo, parece que Gaddafi (y la camarilla que se aprovecha del Régimen, principalmente su propia familia) no está dispuesto a aceptar que las multitudes en la calle le dicten la política. Alude a oscuras potencias extranjeras que estarían, según él, instigando o incluso financiando las revueltas protagonizadas por jóvenes drogados, y ya ha desplegado una represión salvaje contra las manifestaciones. En un largo discurso este martes, ha dejado clara su nula intención de abandonar el poder, y su firme determinación a reprimir cualquier intento de desestabilización (hasta ahora, parece que ya se han producido bombardeos aéreos, en algunos casos). Según algunas fuentes, podría haber soldados mercenarios con la misión de destruir a los revoltosos.Si las revueltas siguen firmes, lo más probable es que Gaddafi y su corte próxima abandonen el país, y se dediquen a disfrutar de los capitales que, sin duda, deben haber exportado ilícitamente del país a paraísos fiscales o donde sea. En un país con un PIB de 75.000M$, con el 95% de sus exportaciones en torno al petróleo, el diezmo del amo del cortijo habrán sido algunos miles de millones de dólares todos los años. Una fortunita para retirarse en paz y tranquilidad.Sólo espero que no tengamos que asistir en los próximos días a más masacres como las que se han producido en Libia últimamente. Varios cientos de muertos parece haber ya, debido a la violencia indiscriminada y salvaje que el gobierno ha empleado contra los manifestantes.
Jaima de Gaddafi en los jardines de Villa Pamphili, en un
viaje a Italia en 2009
(REUTERS; Fuente: El País)
Lo cierto es que en este siglo XXI un sátrapa como Gaddafi no debería ya tener un lugar bajo el Sol. Con sus jaimas repartidas por el territorio (para despistar al enemigo), con su guardia de corps de agentes femeninas, y sus estrambóticas manifestaciones cada vez que viaja a algún país extranjero, este reyezuelo de las Mil y Una Noches debería tener los días contados en el poder.Las revueltas populares avanzan por todos los territorios árabes, y amenazan a un castillo de naipes que resulta ser mucho más frágil e inestable de lo que la opinión pública occidental pensaba hasta hace unas pocas semanas. A Mubarak nunca se le había llamado dictador hasta que abandonó el poder, y regímenes de opereta como el de Gaddafi, nominalmente por el pueblo y para el pueblo, pero claramente sin el pueblo, no tienen ya cabida en el orden mundial de este siglo XXI, aunque se camuflen bajos las denominaciones de popular y socialista.Llamadme cínico, pero tendremos que seguir aceptando durante bastante tiempo que el régimen chino sea claramente autoritario y que los derechos humanos no sean su prioridad, porque China ya es la segunda economía mundial, y pronto será la primera. Sin embargo, fantoches en el poder en países modestos, ya basta.Quien quiera opereta, que vaya al teatro.JMBA