Data desde el siglo XIII, en los tiempos del rey Alfonso X el Sabio, quien mandó a erigir esta pomposa edificación para residir en él. Después de varios años, y a comienzos del siglo XV, esta pasó a manos de Juan Carillo, que lo vendió años más tarde a Garcilaso de la Vega que al morir quedó en manos de su hijo mayor, Pedro Laso de la Vega.
Pedro Laso residió en el castillo por muchos años, así como también todos sus descendientes, quienes residieron en la instalación hasta el siglo XVII, donde pasó a manos de los condes de Oñate, quienes fueron los últimos propietarios en residir allí. Años más tarde el castillo quedó en desuso, ya que fue abandonado por los condes en el 1576, porque este ya estaba deteriorado.
Duró varios años en decadencia y nunca llegó a reformarse, es más, en el año 1881 aceleraron más su completa destrucción cuando demolieron totalmente la fachada principal en búsqueda de grava con la cual se iba a construir una carretera que iba a pasar por el frente del castillo.
El castillo fue erigido con una planta rectangular y con tres torres circulares en cada ángulo. Los muros fueron erigidos con una terminación de adarve, pero estos al igual que la edificación fueron deteriorándose, quedando solamente los matacanes, y los agujeros en donde estaban situadas las hermosas ventanas de gran tamaño que fueron instaladas sin saeteras.
En la actualidad esta edificación está en manos del Ayuntamiento de Cuerva, aunque está completamente en ruinas, solamente presentando en pie 3 fachadas en toda la edificación, esta no se puede demoler, ya que es considerada como Patrimonio Histórico Español, y por consiguiente está resguardada por la Declaración del Decreto de 22 de abril del 1949
Historia de Las Torres, sucedido en el Siglo XII
D. Nuño Rabia (¿?-1180) fue un caballero abulense al servicio del Concejo de Ávila, de profesión adalid. Tenía a su mando un grupo de guerreros cristianos a las órdenes de Alfonso VIII “El Noble”, Rey de Castilla (1155-1214) cuya misión era combatir a los moros que habitaban en tierras del Sur.
Este caballero vivía en el castillo de Peñaflor, (probablemente el de la localidad de Cuerva, Toledo), junto con otro llamado Martín Martínez Malo.
Al llegar un día D. Nuño a su Castillo después de una jornada de caza, Martín le cerró las puertas a él y a los suyos, negándole la entrada. Entonces éste no se le ocurrió otra cosa que ir a conquistar el lugar de Las Torres.
En este tiempo (Siglo XII) el lugar de Las Torres estaba formado por dos torres de vigilancia, destinada a ver los movimientos de los moros, lo cual deja pensar que no debió de ser muy complicada su ”conquista”.
Acto seguido D. Nuño pidió socorro a los concejos de Plasencia y Béjar sabiendo que iba a encontrar oposición entre los suyos. Les dijo que si lo auxiliaban les entregaría estas tierras para engordar sus dominios.
En el libro “Historia de las grandezas de la ciudad de Ávila” escrito por Luys de Ariz en el año de 1.607, nos encontramos con un texto importante para la recostrucción de lo sucedido:
“Los del Concejo de Bejar y de Plasencia viajaron a caballo, con sus estandartes alzados y se movieron para ayudarle”
Los de Ávila recibieron la noticia de lo ocurrido, y sin demora salieron para quitárselas.
“En tanto hubiéndolo saber los de Avila, pues estas torres eran a seis seguas de Burgo-Ondo, que hoy le llaman la Abadia. E en esa noche hicieron espolonada, e viajaron 14 leguas e al otro albor llegaron hi. E ansí vieron Las Torres en su poderío”
Pero el Obispo de Ávila Domingo Blasco (¿?-1182) los siguió con objeto de evitar todo choque, recriminando a ambos bandos que lucharan entre sí y no contra los infieles.
“E los de Bejar e Plasencia viajaron a unas cabezas casi hi cerca. E los de Avila quisieron viajar contra ellos, mas el Obispo comenzoles a facer sus santas predicaciones e mogoles ca no faciesen tan maño mal que se diesen cuenta ca eran tambien cristianos”
Al final pelearon habiendo una gran escabechina de muertos, resultando vencedores los Abulenses
“… mas ellos no le quisieron creer e fabláronle ca si no salían del medio ca le feririan en la corona. E el Obispo fabló: dios vos quebrante la sobervia e orgullo que tenedes, non fue poderoso para evitar la guisa, que fue grande e huvo gran mortandad. Mas, los de Avila quedaron con los castillos que se los entregaron a Nuño Rabia, e se tornaron en buena amistad”.
Después hicieron las paces y lo sorprende de toda esta historia es que se quedase con estas tierras D. Nuño Rabia.
“El Obispo de Avila supo traer pleitesía de tal guisa, que se las huvo de entregar Nuño Rabia”
Los Concejos de Plasencia y Béjar se volvieron a sus casas con honor por su valentía en la batalla.
No daría mas guerra este Don Nuño hasta el año de 1180, cuando tropas leonesas del Rey Fernando II le derrotan a él y a su ejército cerca de Guijuelo, cortándole la cabeza en señal de advertencia a las demás tropas castellanas.
También encontramos referencias de esta historia en el manuscrito realizado en 1854 por el capellán José María Barrio:
“Que sucedió en Ávila y su obispado haber mandado un caballero, que tenía una torre y castillo, gente de guerra de la ciudad de Plasencia y de la villa de Béjar, para entregárselos, porque el concejo de Ávila lo quería prender. El caballero era Nuño Rabia, natural de Ávila, de la familia de los marqueses de las Navas”.
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