“Son las palabras, cargadas y agitadas,
que tienen el poder de transformar el tiempo,
desde esta cama”
-El pensamiento circular- Iván Ferreiro
Pensamiento 1 de 4
“Hay veces, no muchas ni tampoco pocas,
que pienso en ti”
Me dijo dame vida, y me mató. Podría dibujar la escena con tonos pastel y metáforas almidonadas, para corazones sensibles y estómagos delicados. Contaros por ejemplo que fue una muerte dulce, como el sueño que llega y te inunda despacito acariciando tus grietas y calmando el dolor. Que nos sonreímos con los ojos mientras los labios se entreabrían buscándose en un último beso.
Y una polla.
Su mano atravesó sin piedad mi tórax, abriendo piel, carne, grasa, músculos, tendones, venas y costillas, y agarró fuerte mis pulmones. Apretó y los deshinchó. El aire salió de mi boca a la suya, invadiéndole de un golpe a él y dejándome exhausta a mí. Azulada. Tal vez no fuese así exactamente, pero no miento si juro que pasé muchas horas bordando en la penumbra mi nueva cicatriz a punto de cruz.
“Hay noches, proclives a las averías,
que pienso en ti”
Pensamiento 2 de 4
“Hay noches que todo es una porquería
y pienso en ti”
Me dijo hazme volar, y me estrelló. Podría contar que construí castillos en el aire en los que vivir sin tocar con los pies en el suelo. Que cosí con hilos llenos de poesía las canciones en las que hicimos el amor para tejerle unas alas de las que poder escapar de la jaula que su propia mente creó. Que con la cabeza en las nubes, hubo un momento en que nos hicimos humo, y volamos lejos, infinitos.
Y una mierda.
Sus dedos se hicieron garras que se clavaron en mis frágiles alas, destrozándolas, desmenuzándolas, convirtiéndolas en polvo. Las mil de cal vencieron a las diez de arena, que asustadas desaparecieron del mundo conocido. Y yo que ya no sabía si tenía que proteger el coño o el corazón, me tambalee hasta colocarme en su línea de tiro. Salté por los aires. Al final la poesía hizo de las suyas, y quien volé fui yo.
“Hay noches que escucho muchas tonterías
y pienso en ti”
Pensamiento 3 de 4
“Hay noches que como muchas chucherías
y pienso en ti”
Me dije respira, y funcionó. Con la mirada clavada en el techo, inmóvil, llené el pecho de aire, hasta sentir mis pulmones palpitar. La vida invadiendo mi cuerpo. El azul escapando cobarde por la puerta de atrás. Los ojos recobrando el brillo. Mis dedos recorrieron mi piel, reconociéndola, acariciando cada recoveco olvidado. Parpadeé al darme cuenta que hace siglos que él ya no estaba. Y ya no me importó.
Jódete.
“Hay tardes que todo parece mentira
y pienso en ti”
Pensamiento 4 de 4
“Hay veces que olvido todo lo que había
y pienso en ti”
Me dije cree, y pasó. Volvió aquella que reía con el aleteo de las bandadas de gorriones que nunca llegaron a abandonar su cabeza. Volvieron los pies tocando las nubes, la cabeza volando sin miedo a los barrotes de la jaula. Volvió la princesa de los castillos en el aire. Volvió la margarita a asustar a los dientes afilados del miedo. Volvió la vida a colocar el corazón que la tía como un tambor lejano en su lugar.
Volví yo.
“Hay días que ya no tienen melodías
y pienso en ti”
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