Cuando uno hace el esfuerzo de retroceder en el tiempo y recordar el pasado, se da cuenta lo importante que han sido las experiencias vividas. Creo que esos primeros años son fundamentales en nuestro crecimiento personal, en definitiva en nuestra forma de entender lo que nos rodea. De aquellos mágicos años, tengo tantos recuerdos que podría escribir un libro de aventuras. Tuve la suerte de desarrollar mi infancia en un entorno natural donde palacios y casonas abandonadas, bosques y montañas, acantilados y playas eran escenarios perfectos para jugar. Nada tenían que ver con la electrónica sofisticada ni con el dinero. La imaginación de un niño como instrumento de una creatividad infinita.
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