Casualidad, otra Niña de la Comba

Publicado el 24 febrero 2022 por Monpalentina @FFroi

Ocurrió exactamente al lado del Hotel Dúo Praha -Teplická 492, 190,00- en el que pernocté junto a mis compañeras de la Universidad Popular el pasado día seis de febrero. Era noche cerrada- a pesar de que el reloj marcaba poco más de las dieciocho horas y -mientras el conductor realizaba la maniobra de aparcamiento- divisé (a través del cristal) una imagen que salvo unas diferencias que luego aclararé, me resultaba familiar. Nada más y nada menos que entre la blancura única de la nieve que cubría el suelo, una niña de la comba emergía desafiando el frío de 16º bajo cero que marcaba el termómetro. Era como si la escultura de mi buen amigo Ursi estuviese dándonos la bienvenida... No necesité frotarme los ojos para saber que no se trataba de un sueño. Lo que yo veía era real y así se lo comuniqué a mis compañeras. Ocupamos nuestras respectivas habitaciones y, a la mañana siguiente, antes del desayuno salí, sorteando hielo y nieve, a buscar la instantánea que perpetuase mi encuentro con aquella niña no palentina.

Como les decía al principio, no era exactamente igual. Se trataba de la escultura -también en bronce - de una adolescente en la misma posición de iniciación al salto de la comba.

Ursi realizó hacia los años 60, en escayola la figura de su hija que por entonces contaba cuatro años. Luego -por encargo del Consistorio- vendría a ser la dulce niña que hoy nos hace un guiño de ternura cuando nos cruzamos con ella en el Patio del Castaño y, que en varias ocasiones, personas poco cívicas se empeñaron en no respetar.

¿Se trata de una copia? O, tal vez, ¿se da el caso de creatividad en paralelo, separadas por lugar, tiempo y artista diferente? ¿Puede ser que alguien tomase la foto en Palencia y luego ésta sirvió de modelo al segundo autor?


Como ven, es difícil acertar en la respuesta. Pero a mí me gusta imaginar un desenlace distinto, real o no, da lo mismo y se lo propongo a ustedes: Puede haber ocurrido que dos artistas, que no se conocen, hayan "vivido" un mismo sueño y sintiesen la necesidad de expresarlo creando una hermosa escultura que perpetuase un juego infantil: la comba. Y si añadimos la casualidad que supone la elección de ese hotel en una ciudad como Praga que tiene cientos de ellos, precisamente para que otra palentina, en este caso yo misma, pudiera descubrir la escultura, el misterio está servido. Ocurre muchas veces que donde menos se espera salta la liebre, y ya dice una sentencia popular que la casualidad- al igual que la suerte- es caprichosa y en este caso no cabe duda de ello.

Imagen: Niña de la Comba, de Ursi, De Curiosón