Abrimos por pares. Primero los dos principales y mas "igualados" contendientes. El Lalama de 2005, de Dominio do Bibei, Ribeira Sacra, viñedos de Mencia, Brancellao (prestada) y Garnacha Tintorera. Fermentación en barrica de 500 litros de roble francés. Criado a posteriori en madera durante 16 meses y otros cuatro mas en foudres. Asomó suave, con leves torrefactos, tostados muy leves a 14º. Al subir la temperatura siguió algo flojo pero muy presente, con presencia de algo de cuero y cuadra, muy leve. Fruta. En boca cierta acidez inicial rápidamente corregida. También cuero y bichos que apuntarían ¿al fin de un recorrido?. No, enseguida se compone y perdura. Fácil de beber. Gran vino. Una Oreja y mas pañuelos blancos.
La otra mitad del par. Régoa TN de 2007. Aun no esta en el mercado, por lo que nos asomamos a la copa con cierta precaución. Macerando en depósitos de acero inoxidable con remontados, y posteriormente en barricas de 300 litros de roble francés Alier. Mencia y Alvarello. Inicialmente también se mostró tímido, reservón, escondiéndose tras la baja temperatura inicial (14º). Al poco se abre, al cuarto de hora. Cálido, abierto, fácil de beber, menos corpulento en la comparación pero con carácter, mas pulido, mas hecho. La sensación en boca es mas racial, mas "brava" pero en el sentido positivo, de querer marcar distancias, de querer ser "alguien diferente". Al cabo de una hora se mostró compuesto como pocos mencias que haya bebido, decidido, certero, y muy goloso, mucho. Un vino serio. Ojo con el. Una oreja y petición de la segunda que el presidente no acepto.
El cierre al trio. Muestra de control y recata porque ya lo habíamos probado haya por finales de Julio, junto a sus hermanos. Se trata del Guimaro B2M de 2007, segundo barrica de la casa, nacido para ocupar en España parte del inmenso hueco dejado por el B1P (El Pecado... confuso). Vinificación catorce meses en barrica, viñedo de Mencia en exclusiva de una única finca, en roble francés y asesorado, en parte, por Raúl Perez (quiera esto decir lo que quiera decir).
Asoma mas sucio, mas bravo y mas displicente que ninguno de los otros dos. Mencia en estado puro, fruta, gama de acideces, mas recurrentes al principio, mas encubiertas al cuarto de hora y mucho mas suave y afinada a la hora de abierto. Falta algo de tiempo pero solo en mes y medio se nota cierta evolución hacia terrenos mas agradables, de trago cálido sin aristas y con mayor estructura. Gusta pero con reparos. Ovación y vuelta al ruedo, pero sin trofeo.
A mi al menos, a modo de resumen final, la cata me deja la sensación de que la buena salud exhibida por los tintos gallegos en los últimos años viaja a toda velocidad hacia adelante. Los vinos crecen, se abren, ofrecen, pero sin "cosas extrañas", sin aromas inadecuados e incomprensibles, sin efectos especiales y sin operaciones extrañas (al menos por ahora). Solo viña, seriedad, esfuerzo y trabajo. Y al final la Mencia, la Alvarello, la Brancellao y el tiempo. Donde quiera que se haga. Aquí tres ejemplos. Me gustó la muestra. Me gustó mucho.