¡Estamos de vuelta! Y no solo eso… Por fin, en Decantare os traemos la última fase de la cata de vino: ¿qué saboreamos?
Después de hablar de la fase olfativa y la visual, la fase gustativa es la tercera y única fase que nos queda y, además, es de las fases más curiosas. A nosotros, por lo menos, es la fase que más nos gusta y con la que más disfrutamos.
Aquí, podremos descubrir las últimas notas consiguiendo apreciar las características del vino en cuestión al completo.
¿Cómo empezamos?
Para empezar, deberás darle un sorbo a tu copa y distribuirlo por toda la boca, algo parecido a un enjuague bucal, pero más delicado. Una vez hayamos hecho esto, ya podremos tragarlo o escupirlo, dependiendo de qué tipo de cata estés haciendo.
¿Para qué hacemos esto?
Al recorrer el vino toda nuestra boca, toda nuestra lengua quedará en contacto con el vino y sus compuestos, lo que hará que podamos percibir todos sus sabores y texturas. Como sabrás, las papilas gustativas perciben diferentes sabores según en qué parte de la lengua estén, por lo que moverlo por toda la superficie es muy importante para apreciar matices.
Además, una vez nos disponemos a tragar, podemos oler el sabor que estamos percibiendo gracias a la vía retronasal. Esto significa que al llegar al final de la boca, los sabores subirán a nuestra nariz por dentro y nos dará esté súper sentido.
Hay cuatro sabores principales
- Sabor Dulce: el primer sabor que percibimos será el sabor dulce que luego será diluido por la saliva de nuestra boca. Este sabor lo percibimos gracias a los azúcares que se liberan en la fermentación.
- Sabor Salado: este sabor tiene una duración cortísima en boca y puede aumentar el frescor del vino.
- Sabor ácido: el sabor ácido es de lo primero que percibimos, además una vez en boca, en lugar de desaparecer, crece en fuerza. Al segundo sorbo notaremos estos matices mejor. Este sabor es esencial para el envejecimiento del vino, aportando sabores afrutados, frescor e intensidad.
- Sabor amargo: es el único que se mantiene constante en la lengua mientras lo saboreamos. Suele ser más abundante en los vinos tinto, aportando amargura.
¡Y ya hemos terminado con la cata de vino! ¿Queréis saber más cosas? Dejad vuestras dudas en los comentarios 😉
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