Ayer tuvo lugar como cada año por estas fechas, la cata degustación especial navidad de mi enoteca física de cabecera. Más de 25 vinos a disposición de los asistentes, aunque en esta ocasión me dediqué sólo a los que no conocía y a aquellos que siempre te apetece volver a catar.
Empezamos por los espumosos, y dejando de lado algún champagne famoso sin causa, pasé directamente al Lanson Black Label (AOC Champagne, 50% Pinot Noir, 35% Chardonnay y 15% Pinot Meunier; Champagne Lanson), de color amarillo muy pálido con una burbuja muy fina; aromas de levaduras, avellanas y flores blancas; paso por boca fresco, con buena acidez, frutal, con el carbónico bien integrado; sencillo, agradable sin alardes. A continuación Billecart-Salmon Brut Reserve (AOC Champagne, Chardonnay, Pinot Noir y Pinot Meunier en proporciones similares; Champagne Billecart-Salmon), un vino de color amarillo pajizo claro, con una burbuja fina y continua; aromas de fruta blanca, cítricos y bollería, y un paso por boca con buena acidez, quizás menos seco de lo esperado, delicado; no estuvo mal, pero sin entusiasmar.
Pasando a los blancos tranquilos, y de nuevo ignorando algunas propuestas de las Rías Baixas de producciones millonarias en botellas, decidí empezar con Javier Sanz Verdejo 2016 (DO Rueda, blanco con crianza con sus lías 100% Verdejo, Javier Sanz Viticultor), de color amarillo muy pálido con reflejos acerados; buena intensidad aromática de fruta blanca, heno y lichis, mostrándose en boca con un cierto dulzor, buena acidez, cítrico y graso; no me vuelve loco, pero desde luego mejor que muchos verdejos. Talva 2015 (VT Castilla, blanco fermentado y criado en barrica, Chardonnay y Sauvignon Blanc; Pago del Vicario) mostró un color amarillo alimonado con reflejos dorados muy bonito; en nariz destacaban aromas de frutos secos, hojarasca, notas de fruta tropical y de piel de ciruela claudia, y en boca es seco, graso, amargoso, con recuerdos de la crianza y buena acidez; un vino diferente e interesante. Terminé los blancos con un vino que siempre que puedo vuelvo a catarlo, Capellanía 2012 (DOCa Rioja, blanco con crianza, 100% Viura, Marqués de Murrieta), de color amarillo alimonado pálido, tiene una buena intensidad aromática de fruta blanca madura, aromas de la crianza y anisados; en boca es seco, amargoso, nuevamente marcando la crianza en barrica, graso y de buena acidez; es un vino que me gusta mucho, y que parece que de nuevo da un pequeño giro en sus características.
Entrando en materia de tintos, Vega Izán Reserva 2003 (DO Ribera del Duero, tinto con crianza 100% Tinta fina, Bodegas Riberalta) tenía un color granate acaobado, algo apagado; en nariz cueros, algún barniz, algo de fruta confitada; en boca seco, tánico, con algún toque de fruta muy escondida; quizá la botella tuvo algún problema, desde luego, este vino así, no. Un clásico en estas catas, Abadal 3.9 2005 (DO Pla de Bages, tinto con crianza, 85% Cabernet Sauvignon y 15% Syrah, Bodegas Abadal) vestía de color granatoso asomando algún caoba; en nariz cueros, tostados y fruta negra muy madura, y en su paso por boca buena acidez, tánico, con la fruta algo escondida; un buen vino del que quizás pasó su mejor momento. Un vino que no conocía era Bucamel 2009 (VT Castilla, tinto con crianza 100% Tempranillo, Bodegas Tierras de Orgaz), de color granatoso asomando algún teja, nariz con barnices, madera recién cortada, regaliz y balsámicos, y en boca acidez correcta, taninos presentes y cierta frutosidad; no está mal, pero necesitaría tiempo en la copa. Otro desconocido, Viuda Negra Nunca Jamás 2016 (DOCa Rioja, tinto joven 100% Tempranillo, Bodegas Javier San Pedro Ortega), de color picota brillante y reflejos violáceos, nariz joven y alegre de fresas, gominolas y lácticos, y paso por boca frutal, con algún verdor, agradable; un joven alegre, de chateo o copa fresca en verano.
Entré ya en los pesos pesados de la sesión, y empezamos con otro desconocido que gustó mucho, Malacuera Cepas Centenarias 2014 (DO Ribera del Duero, tinto con crianza 100% Tinta fina, Bodegas Malacuera), de color picota bien cubierto y ribete aún violáceo; en nariz es intenso, muy afrutado, con cacao, especias dulces y algún cuero que aparece con el tiempo; en boca nuevamente mucha fruta, intensidad, acidez alegre y final algo secante; me pareció un vino muy rico, que puede ser bebido ahora para disfrutar de la fruta y la intensidad, y que tiene un buen potencial de guarda para desarrollar terciarios y complejidad. Seguimos con otro clásico en estas catas navideñas, Castillo Ygay Gran Reserva 2007 (DOCa Rioja, tinto con crianza 86% Tempranillo, 14% Mazuelo; Marqués de Murrieta), de color rojo rubí de capa media muy bonito; aromas de maderas finas, grosella y otras frutas rojas, ceniza y hojarasca; en boca tiene buena acidez, frutal, elegante, algo secante aún, con un final muy agradable; es un vinazo, pero todavía muy joven, tiene que crecer más. Terminé como no podía ser de otra manera, con uno de los grandes vinos españoles, Valbuena 5º Año 2012 (DO Ribera del Duero, tinto con crianza, Tempranillo, Merlot y Cabernet Sauvignon, Bodegas Vega Sicilia), de color picota de muy buena capa con ribete amoratado; nariz compleja y elegante, con café, tostados, fruta roja que va apareciendo con la aireación, toffee y cueros; en su paso por boca tiene una buena acidez y buena carga frutal, es fino y elegante, aún algo tánico, con un final largo y agradable; no es su hermano mayor, pero es un muy buen vino, que también tiene que ir creciendo, y que se disfruta con aire, tiempo y copa grande.
Buena sesión de cata degustación, con algunos descubrimientos interesantes y con nuevas añadas de vinos que me siguen gustando mucho y que tienen un largo futuro por delante.