Cata vertical cesilia rosé de bodegas heretat de cesilia

Por Jose Diego Ortega. Marevinum


                Realizar la cata vertical de un rosado puede parecer a priori un despropósito, ya que la misma concepción del vino en sí lo predetermina a un consumo inmediato o como mucho circunscrito a la aparición en el mercado de la siguiente añada. Quizá por conocer de primera mano tanto al vino como a su creador Sebastien Boudón y pese a desoír sus propias sugerencias de “consumo preferente”, se organizó esta cata del vino de la bodega Heretat de Cesilia (Novelda. Alicante), el CESILIA ROSÉ, contando con las añadas desde el 2.006 al 2.011, donde descubrimos la vida que puede tener por delante un rosado elaborado al método francés (maceraciones cortas y prensado en frío y fermentación del 50% del vino en barrica de roble).
                Tenía poca esperanza en las primeras añadas, quizá influenciados por ese concepto hispánico del vino rosado, pero sin embargo esta experiencia nos hizo “resetear” nuestro disco duro y entender que en este peculiar tipo de vinificación, la añada cuenta pero no para peor, sino para aportar muchísimas virtudes a un vino que en teoría no debería durar vivo más de dos o tres años.

   Tras una observación global de los vinos, lo primero que llama la atención es la variedad de colores y tonalidades que adquieren éstos con el tiempo y la diferencia existente entre una añada y otra, que en absoluto sigue una degradación de color y tono lógica y uniforme, sino que, como veremos a continuación, demuestran que gozan de vida propia, por lo que cada uno ha evolucionado a su modo sin que el tiempo y la añada hayan condicionado su gradación cromática y aromática.   La segunda sorpresa viene a la hora de catar las primeras añadas y comprobar no sólo su vitalidad, sino la calidad y “noble senectud” que demuestran las más antiguas y que nos hicieron puntuar mucho mejor las primeras con relación a las muestras más actuales.


   La opinión general, una vez finalizada la cata, fue la de encontrarse con un vino rosado atípico, elaborado “a la francesa” que nos demuestra en copa un potencial de sabor y delicada potencia, que gana mucho con los años y nos ofrece unas notas de evolución positiva, que van mucho más allá de un rosado temporal y efímero al estilo de sus coetáneos y paisanos. Veamos con un poco de detenimiento las distintas añadas catadas y sus particularidades:

 CESILIA ROSÉ 2.006 90% Merlot y 10% Sirah. 13º alc. VISTA. Color piel de cebolla muy ajado y evolucionado. Limpio y brillante NARIZ. Ausencia de notas reductivas o “cárnicas” como se podría esperar en un rosado con 6 años. Predominio de notas lácticas (nata, mantequilla), que inmediatamente viran a ligeros acetaldehídos (laca y quitaesmalte). Reseñar que todo ello dentro de  una contención aromática agradable, que se combina con alguna nota floral (jazmín, azucena) y bastantes notas dulces (crema pastelera y vainilla). BOCA. Entrada sorprendentemente viva, exultante de acidez, con claras notas de ciruela madura y flores azules (lilas). El centro se corresponde en retronasal a las notas que da en nariz demostrando una gran franqueza, teniendo un final acídulo y vivo, no exento de esas notas a mantequilla que combinan a la perfección para ofrecer un posgusto largo y agradable.
CESILIA ROSÉ 2.007 40% Merlot y 60% Monastrell. 12,5º alc. VISTA. Color rojo fresa madura, muy entero y potente de tono, muy por encima en cuanto a tono y capa al 2.006. Limpio y brillante. NARIZ. Ciertas notas reductivas (ligeras lacas), que al instante dan paso a unas elegantísimas notas a madera limpia, vainilla y mantequilla (whiskilactonas). Resumiendo se puede destacar la agradable nariz con la primera y única referencia a la crianza en madera que va a aparecer en toda la cata. Al dejar oxigenar la copa, aparecen notas florales a jazmín y ciertos tonos de licor de leche. BOCA. Entrada ligeramente golosa, algo más que amble, dando paso a un centro que da la sensación de oquedad tras lo atractivo de la nariz. El final d evoca es largo, basado en un posgusto donde predominan los amargores no demasiado subidos que dotan al conjunto de cierta elegancia y equilibran la “pastelosidad” vivida en nariz y boca.

(La añada 2.008 no se pudo conseguir ni siquiera en bodega, por lo que desde aquí hacemos un llamamiento a un buen samaritano que conserve alguna botella y la quiera donar a la ciencia para redondear y completar esta cata retrospectiva, contactando con el número que aparece en pantalla).

CESILIA ROSÉ 2.009 85% Merlot y 15% Monastrell. 13º alc. VISTA. Color naranja muy evolucionado, entre el zanahoria claro y el azafrán oscuro, muy desvaído de capa, ligeramente acuoso y virando a salmón. Algo falto de brillo, pero limpio y sin partículas en suspensión. NARIZ. Acusadas notas reductivas (más bien tufos), dando inequívocas notas metálicas (lata de cerveza), que sin embargo pasan a ofrecer una fruta que no se había vislumbrado en las añadas anteriores (ciruela y jínjol). Una vez reposa, se apodera de la nariz un aroma a rosa marchita y a esparto muy acusado. BOCA. La entrada es muy liviana en cuanto a sensaciones sápidas, ligeramente ácida, demostrando bastante vida por delante, aunque no se por qué ni para qué. En el centro se ve de manera clara que falta fruta y sobra algo de sensación alcohólica y potencia salina. El posgusto es corto con recuerdos “vinosos” y ligeramente herbáceos.
CESILIA ROSÉ 2.010 85% Merlot y 15% Monastrell. 13º alc. VISTA. Color salmón subido virando a madera de cerezo, con bastante intensidad de color, pero a su vez con unas tonalidades ligeramente teja y oxidadas en el centro de la copa. Mantiene el brillo y la limpidez. NARIZ. Destacan otra vez las notas lácteas, pero son rápidamente enmascaradas por aromas de frutos  del bosque azul (grosella, arándanos y moras) que ofrecen su vertiente más acídula y perfumada a la nariz de este vino. BOCA. La entrada es muy viva y potente en cuanto a sensaciones vivas y acídulas, teniendo un paso glicérico y algo corpulento que va a desembocar en un centro de boca con predominio de las sensaciones vegetales y herbáceas, muy dotado de potencia alcohólica y con la suficiente carga de acidez para dar paso a un final bastante largo y acídulo, donde destaca la piel de ciruela, el hollejo verde y un lejano recuerdo a mora verde.
CESILIA ROSÉ 2.011 Merlot, Monastrell y Syrah. 12,5º alc. VISTA. Color fresa oscuro virando a cereza vivo, derrochando color y sensación de viveza y potencia. Muy limpio y brillante. NARIZ. Un frente de notas dulces (mermelada de ciruela y fresa), da paso a un fondo de fruta ligeramente ácida, tonos balsámicos y regaliz, que completan el ciclo con notas aromáticas herbales (boj y forraje verde). Como resumen de esta nariz y en comparación con las anteriores, destacar la complejidad y viveza que  aporta a un rosado la añada joven por una parte y por otra ese toque especial y distintivo que le aporta la Syrah a un copage que no había variado hasta hoy, desde el nacimiento de este vino. BOCA. Entrada ligeramente seca, con un paso glicérico y aterciopelado que tiende a expansivo, para llegar a un centro de boca donde se ofrece fruta madura (mora, melocotón), a la par de sensaciones potentes y vinosas, que se combinan con una sensación glicérica muy acuciada y demasiado salina. El final de boca es medio, con recuerdos agridulces y todavía marcados por esa salinidad anteriormente descrita.