Catalina de Habsburgo, reina de Portugal - Yolanda Scheuber

Publicado el 09 enero 2012 por Rusta @RustaDevoradora
Editorial: Nowtilus
Páginas: 464
ISBN: 9788499672458
Precio: 23,95 €
Catalina de Habsburgo, reina de Portugal es una biografía novelada de la hija pequeña de Juana I de Castilla, más conocida como Juana la Loca. Como sabéis, este tipo de obras suelen gustarme, ya que me permiten aprender un poco de historia a través de una trama contada de una forma más cercana y agradable que un texto no literario. En este caso, además, la novela está escrita por Yolanda Scheuber, una autora argentina de la que había leído dos libros que me gustaron mucho: Juana la reina, loca de amor, que me pareció un magnífico retrato del personaje y lo incluí entre mis mejores lecturas de 2011, y El largo camino de Olga, que recorre la dura vida de su abuela, de la que se puede aprender mucho. Así, mis expectativas cuando cogí Catalina de Habsburgo, reina de Portugal eran más bien altas, pero incluso los escritores que nos han entusiasmado pueden decepcionarnos, como me ha ocurrido esta vez.

Catalina de Habsburgo, reina de Portugal

Catalina de Habsburgo, última hija de Juana la Loca y Felipe el Hermoso, nació en 1507, cuatro meses después de la muerte de su padre y en pleno cortejo fúnebre para llevar los restos de este a Granada. Al cumplir los dos años, fue encerrada junto a su madre en el castillo de Tordesillas, donde estuvo obligada a permanecer hasta la adolescencia. En esta época compartió los pesares de su progenitora, que inevitablemente la marcaron profundamente hasta el fin de sus días. Cuando su hermano Carlos la liberó, dejó atrás a su madre para casarse con Juan III de Portugal, un rey rico con el que le esperaba una vida cómoda y tranquila, alejada de las penurias del pasado. Sin embargo, el destino aún le deparaba muchas sorpresas amargas, la más dura de ellas, sin duda, la muerte de sus nueve hijos. Fue una reina discreta, pero precavida y con una gran fe, rasgos que aprendió de la mujer que la trajo a este mundo. Ahora, en 1577, vive en un convento de Lisboa por voluntad propia y narra sus recuerdos a su sobrina María, a la que quiere como a una hija.

Estilo

Antes de empezar cualquier libro de Yolanda Scheuber conviene hacerse una idea de lo que habrá en su interior: su estilo denso, cargado de florituras, frases poéticas y datos, hacen que se avance despacio y resulte imprescindible disponer de tranquilidad para concentrarse en su lectura. Como detallaré más abajo, esta forma de narrar me provoca amor y odio a la vez, puesto que admiro su capacidad para escribir fragmentos bellos pero a la vez me supera que a veces se exceda tanto en la información histórica y no la integre mejor en la novela. Hablando del texto, de nuevo tengo que pedir a la editorial Nowtilus que cuide más sus ediciones. Yolanda Scheuber sabe escribir, pero la obra necesita más corrección y estoy segura de que el resultado final mejoraría si se le hubieran dado un par de repasos.
Por otra parte, a diferencia de lo que hizo en Juana la reina, loca de amor, esta vez la autora ha apostado por la primera persona de la propia Catalina, que relata su vida a su sobrina María, un sistema clavado al que empleó en El largo camino de Olga, donde la protagonista también recordaba sus experiencias, en esta ocasión para transmitírselas a su nieta. A pesar del componente del interlocutor, este interviene poco y en líneas generales el punto de vista se asemeja más a una primera persona normal y corriente.

Comentario personal

Como os comentaba al principio, empecé Catalina de Habsburgo, reina de Portugal con mucha ilusión: Juana la reina, loca de amor me pareció un libro precioso, con una recreación magnífica y un estilo adictivo a pesar del alto contenido en detalles. No pretendía que esta novela me gustara tanto, pero sí contaba con encontrar una obra digna de, al menos, un notable. Sin embargo, me he llevado una enorme decepción: desde el primer capítulo noté que el nivel había bajado considerablemente, seguí con la esperanza de que mejorara y lo único que me causó fue un gran hastío. No pienso ni por un momento que Yolanda Scheuber haya perdido la capacidad para plantear una buena historia, más bien me decanto por la influencia de otros factores en este bajón de calidad.
Pero empecemos por el principio. Os decía que desde su comienzo percibí que algo fallaba, y no era otra cosa que la abundancia de datos históricos en el primer capítulo. Así no se puede empezar una novela, las páginas iniciales tienen la responsabilidad de captar el interés del lector, y saturarlo de información que todavía no es capaz de retener no me parece la mejor forma de conseguirlo. En Juana la reina, loca de amor (me voy a pasar la reseña haciendo comparaciones) se empieza con una escena de Isabel la Católica embarazada, hablando con su confesor sobre el horóscopo de su hija (hace casi un año que lo leí y todavía lo recuerdo, una prueba más de lo mucho que esta lectura me llegó). Explicado así suena irrelevante, pero al menos era pura novela, una situación capaz de atrapar, nada que ver con el repaso al árbol genealógico que se hace en Catalina de Habsburgo.
Aun así, le di un voto de confianza, quise entender que ese recurso era necesario para contextualizar y continué leyendo. Enseguida me percaté de otro problema: casi la mitad del libro se dedica a hablar de Juana la Loca, su madre. Comprendo que se debían plasmar las circunstancias del nacimiento de Catalina y su infancia (encerrada en Tordesillas); no obstante, con uno o dos capítulos bastaba, no me ha gustado que me volviera a contar con tanto esmero la vida de Juana, me ha aburrido porque ya la leí en su momento y aquí la protagonista tenía que ser su hija. Volviendo a comparar con Juana la reina, loca de amor, nadie duda de la importancia de los Reyes Católicos (padres de Juana) y, sin embargo, en ningún momento se dedicó tanto espacio a sus vidas en particular.
Además, hay otro inconveniente, que me temo que es el mismo por el que la narración de El largo camino de Olga se me hizo un poco pesada en su momento (aunque entonces el interés del argumento lo compensó): la autora no muestra los acontecimientos a través de las acciones narradas, sino que los cuenta (no cumple la regla del Show, don’t tell). La historia no está mal, pero pierde toda la gracia por lo mal contada que está. Salvo por los fragmentos más evocadores y literarios, esta obra no dista tanto de un libro de texto que nos explica que primero pasó esto, luego lo otro y etcétera, de un modo aburrido. Creo que la primera persona y el enfoque retrospectivo han sido una mala elección, Yolanda Scheuber saca su mejor vertiente con la tercera, ya que ahí se obliga a adquirir una visión de narrador en tercera persona, no de protagonista que recuerda, y la perspectiva de los hechos es más amplia y amena de leer. (Esto no quita que otras veces la primera persona sea maravillosa, solo hablo del caso de esta autora en particular).
Por otro lado, hay otro aspecto que me ha disgustado, aunque de menor importancia y mucho más subjetivo: las conversaciones entre Catalina y María están repletas de apelativos cariñosos del tipo «madrecita mía» e «hija querida», con las que no conecté demasiado. Soy consciente de que en el siglo XVI no se hablaba como ahora y cada escritor es libre de encauzar su relato como quiera, pero esto me ha resultado cargante y ñoño, incluso poco natural. No quiero pareceros una persona fría que se horroriza ante cualquier palabra de afecto: considero que tengo bastante sensibilidad, ahora bien, nunca hay que abusar de nada.
De todos modos, quiero reconocerle algunos puntos positivos. En primer lugar, lo atractivo del tema: la decisión de escribir sobre una hija de Juana la Loca, una figura poco conocida, me parece valiente y agradezco que los autores no se limiten a los nombres más populares. Se nota que ha habido un gran trabajo de documentación (aunque quizá se tendría que haber digerido más antes de plasmarla sobre el papel) y eso siempre da valor a una novela histórica. Me ha gustado descubrir a la reina Catalina, una mujer que enterró a todos sus hijos y en los últimos años de su existencia decidió encerrarse por voluntad propia. Triste ironía que empezara igual que acabó, aunque por motivos bien distintos.
Tampoco puedo negar, pese a las pegas que he señalado, que Yolanda Scheuber posee una gran capacidad para escribir pasajes bellos, de esos que emocionan y dan ganas de apuntarlos (he tomado nota de más de uno, de hecho). Con la vida que tuvo Catalina, en más de una ocasión he admirado la empatía de esta escritora para ponerse en su piel y transmitirnos sus vivencias. Os cito unas líneas de la página 76 para que lo comprobéis vosotros mismos: «Porque, ¿quién desea la muerte? ¿Acaso los hombres por hacer sufrir a sus esposas? ¿O las esposas que quedan viudas y con su estado se les va la mitad de su vida? ¿O cuando mueren niños, almas inocentes que no habrán de volver jamás a repetir su historia? Nadie desea morir, todos queremos perdurar. La victoria de todo ser humano consiste en vivir mucho tiempo, venciendo a la muerte cada año hasta llegar a la vejez.».
En general, mi impresión es que ese potencial no ha brillado tanto como otras veces por diversos motivos. El primero, las prisas: esta novela es la segunda que la autora publicó en 2011, y desde 2007 llevaba un ritmo de un libro por año (que me parece muchísimo, sobre todo para el género histórico, que requiere documentación). Casualmente, Juana la reina, loca de amor fue su primera obra y a todas luces está mucho más elaborada. ¿Casualidad? No lo creo, pienso que se quiso finiquitar la saga de las hijas demasiado rápido. El segundo hándicap podría deberse al hecho de que Catalina de Habsburgo es mucho menos popular que su madre y quizá (esto son simples suposiciones mías) hay menos bibliografía sobre ella, lo que explicaría que se haya explayado tanto con la vida de Juana la Loca, sin entrar al grano con la de la protagonista.

Conclusión

Yolanda Scheuber

Me siento bastante descontenta con esta lectura, desde mi punto de vista se podría haber hecho mucho mejor y por ello solo la recomiendo a quienes estén interesados en descubrir la vida de esta reina marcada por la muerte. A los demás, os aconsejo que paséis de largo: su historia es interesante, pero no se narra de la mejor forma y además se dedica un espacio excesivo a un tema que en mi opinión no debería pesar tanto. Si queréis disfrutar de una magnífica biografía novelada de una reina, os remito al libro de esta misma autora que no he parado de mencionar: Juana la reina, loca de amor. Espero que la próxima publicación de Yolanda Scheuber se parezca más a este último que al que os he comentado hoy.
Mi valoración: 4/10