Catálogo de visitas pastorales de huacho presentado en la conferencia episcopal peruana

Por Joseantoniobenito

El pasado miércoles 17 de febrero se presentó la obra de Melecio Tineo Morón Catálogo de la serie de las visitas pastorales del Archivo del Obispado de Huacho (1613-2003) Diócesis de Huacho, Fondo Editorial de la Universidad Católica Sedes Sapientiae, Lima 2009, 156 pp

Como enfatizó la presentadora del evento, archivera Yolanda Bisso, directora del Archivo de Relaciones Exteriores del Perú, se realizaba en el mismo lugar en el que 25 años atrás el Siervo de Dios Juan Pablo II se encontró con todos los obispos del Perú. Se trata del Salón Principal de la Conferencia Episcopal Peruana, lugar concedido por el organizador del SEMINARIO DE CAPACITACIÓN ARCHIVÍSTICA PARA EL PERSONAL DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL PERUANA Y LOS ARCHIVOS DIOCESANOS DEL PERÚ, Monseñor Lino Panizza, Secretario de la Conferencia Episcopal Peruana y Gran Canciller de la UCSS.

Intervino en primer lugar el Dr César Gutiérrez, director del archivo de la PUCP, de la Academia Nacional de Historia del Perú, académico quien se refirió al catálogo como “la historia clínica de la Iglesia” y de la “vida cotidiana” del Perú, ya que daba cuenta de misas sin licencia, pleitos entre sacerdotes, acusaciones y sospechas –casi siempre infundadas- acerca de los curas, proliferación de sectas, organización de las parroquias… Nos leyó una cita sobresaliente del escritor español de la Generación del 98 Azorín: “Los catálogos tienen un encanto especial. Se pueden leer por el principio, por el fin o por el medio. No es preciso que guardemos orden en su lectura. Y luego un catálogo es la obra más espléndida de imaginación. Ni novela, ni poesía, ni drama, ni historia fabulosa, suscita y enciende la imaginación más que un catálogo”. Resaltó la modélica obra del autor, a quien visitó en el archivo de Huacho, y a quien ha alentado permanentemente en su quehacer archivístico que no ahorra ni sábados ni domingos.

El Dr. José Antonio Benito, director del CEPAC, autor del prólogo de la obra, comenzó citando a Ch. Péguy «Durante toda mi infancia vi restaurar sillas exactamente con el mismo amor, y con la misma mano, con que este pueblo había tallado sus catedrales» y lo refirió al autor: “cuantos historiadores y usuarios le hemos tratado en el archivo: vi restaurar documentos exactamente con el mismo amor, y con la misma mano, con que este pueblo había tallado sus catedrales”. Resaltó la ubicación de auténticas joyas documentales como el I-4 que habla de la solicitud del P. Juan Bendrel de Salazar de un coadjutor “por estar enfermo y anciano” o el I-26 acerca de “Autos y memorias de los adoratorios e ídolos que se hallaron en este beneficio de Barranca y Supe, en la visita general de la idolatría hecha por el dicho visitador licenciado Felipe Molina”. Como testimonio del buen hacer del archivero Tineo Morón leyó 12 correos de historiadores de diversos profesionales y hombres de Iglesia del Perú y del extranjero en los que felicitaban su labor. El detallado índice onomástico –tan práctico- y la cuidada edición, constituyen una ayuda extraordinaria para poder estudiar la historia total, la vida cotidiana de la arquidiócesis de Lima. Como libro de visitas, se puede constatar en la práctica, la reglamentación dada para los visitadores eclesiásticos por Felipe II en 1595: que los visitadores no soliciten a los fieles los llamados camaricos o regalos, tampoco alimentos, debía acompañarse con el menor número de gente disponible, llevar lo mínimo de carruaje y bagajes; detenerse en los pueblos apenas el tiempo exacto para no causar costas ni molestias y qué los virreyes y audiencias los amparen y den las provisiones necesarias.

Como representante de Mons. Antonio Santarsiero Rosa, OSJ, Obispo de Huacho, habló su vicario el P. Carlos Gómez Plaza, quien destacó la obra del prelado a favor de la cultura, especialmente facilitando la creación del archivo y la investigación y publicación.

Por último, el autor agradeció al obispado, a la UCSS, a los ponentes, a su familia y a cuantos le acompañaron en la presentación, que, fuerza es decirlo, llenaban el auditorio, y agotaron los libros existentes. Un vino de honor prolongó el acto académico y lo convirtió en un encuentro familiar gozoso para la historia de la Iglesia del Perú.