periodismo, en el de la empresa e, incluso, en el de la ciencia, o en cualquier otro lugar donde surja un régimen corporativo que imponga, de puertas adentro, sus propias reglas.Sea cual sea el traje que vistan o la ideología en la que se envuelvan, lo cierto es que quien más quien menos persigue su propio beneficio
tienen mucho que ver con la beligerancia de estos grupos y muy poco con las preocupaciones reales del ciudadano.El problema se agravó cuando estas élites se imbricaron en las tribus políticas locales. Entonces, el ya de por sí desvirtuado concepto de “interés general” se vio a además sesgado por los localismos. De pronto, el interés general de los valencianos dejó de corresponderse con el de los madrileños, el de los aragoneses se volvió antagónico al de los catalanes, el de los manchegos se hizo incompatible con el de los andaluces, y así sucesivamente hasta completar todas y cada una de las combinaciones posibles de enfrentamientos y agravios entre territorios y administraciones, que no entre individuos.
los sollozos que en la recta mente provoca tanta insensatez y tanta tonta barbaridad. ¿Dónde ha ido a parar el “seny” catalán?Parece que ha sido sustituido por la “bogería”, la locura, el despitorre, el
SALVADOR DE PEDRO BUENDÍA