Manifestación independentista en Cataluña
Hace unos días una buena amiga catalana me reprochaba de buenas maneras mi actitud contraria a una posible independencia de Cataluña de España. No tuve más remedio que manifestarle mi profundo y sincero respeto por todos los catalanes: por los que se sienten y solo quieren ser catalanes y por los que se sienten y quieren seguir siendo catalanes y españoles.
Pero la democracia no consiste en hacer cada uno lo que le da la gana cuando le da la gana, sino en respetar todos a rajatabla las reglas de juego comunes, es decir, la Constitución. Y si esas normas no gustan, no sirven, no funcionan, las cambiamos todos los españoles, no solo una parte de los españoles.
Este extenso, documentado y denso estudio del profesor Gabriel Tortellá, catedrático emérito de historia de las instituciones económicas de la universidad de Alcala, titulado "Los costes de la separación de Cataluña. Los divorcios son caros", publicado hace solo unas horas en Revista de Libros sobre los costes de un posible divorcio entre Cataluña y España no va a convencer a nadie que ya esté convencido de la validez de su criterio propio al respecto, pero creo que merece la pena leerlo en profundidad y, después, allá cada cual con sus conclusiones.En todo caso, y por el bien de todos, sería deseable un máximo de cordura y un mucho de sangre fría ante tanto incompetente e incendiario a uno y otro lado del Ebro para que no acaba este convertido en barricada.Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendtEntrada núm. 2190elblogdeharendt@gmail.com"La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura" (Voltaire)