Catalunya

Publicado el 15 octubre 2013 por Manuhermon @manuhermon

 
Toda ruptura conlleva costes, sean las personales por amor, amistad, o religiosas, partidistas, societarias… sería imposible que ésta no los tuviera. Parece mentira pero en Catalunya los promotores de la secesión no hablan de costes, nunca vi propuesta tan rellena de sentimientos y vacía de racionalidad y concreción. La presentación  de la opción independentista como solución a todos los problemas, personales y colectivos de los catalanes, ya debería haber olido mal a cualquiera que tenga un pie puesto en la Ilustración y use un poco de racionalidad, en este caso me refiero a partidos y sindicatos de las izquierdas e intelectuales mediáticos y universitarios, etc.

La lucha separatista podría tener consecuencias devastadoras para los trabajadores y clases populares, españoles y catalanes, máxime desarrollada sin guiones consensuados, o con la estrategia actual que parece ser el juego del gallina, esperar a ver quien se retira antes, si Más o Rajoy, que por ahora parece conducirán a un choque violento que a todos perjudicará. En plena crisis económica y política, lo normal es que las incógnitas que suscitan las posturas independentistas y las suaves respuestas gubernamentales, asentadas exclusivamente en el terreno de la legalidad actual, no puede extrañar que agraven las dificultades de financiación española, pública y privada -de todos los territorios españoles-.

Ni siquiera las separaciones que se presentan como modélicas, Escocia y Canadá, se muestran ampliamente con sus condicionantes, relacionadas y explicadas sus condiciones concretas y diferenciales, simplemente se citan los nombres de las naciones para supuestamente mostrar que es posible la secesión, con la coletilla, eso sí, de que otros mejores que los españoles son más demócratas y abiertos. Al margen de las similitudes y diferencias existentes, hay que recordar lo fundamental que no se ha producido tal secesión en ninguno de los dos casos, por ahora. Algunos comentarios sobre ambos casos se desarrollan en otras partes de este trabajo, simplemente cabe recoger aquí, que ambos consideran el proceso extremadamente complejo y delicado y ninguno de los dos lo quiere imponer por las bravas, o para ser más explícito, ambos se someten a la legalidad vigente en cada sitio, intentando modificarla negociando.

Estamos ante un problema del que ignoramos gran parte de las dimensiones que podría tomar, y todavía muy lejos de entender qué posibles salidas podrían ser válidas, aceptadas por amplias mayorías sociales representativas. Ignoramos, allí y aquí, la gravedad de las rupturas que pueden producirse y los torbellinos que podría generar una ruptura unilateral, desconocemos la reacción de millones de personas ante una realidad que hoy no somos capaces de vislumbrar. Los cambios, equilibrios y relaciones de fuerzas sociales y políticas y sus liderazgos podrían ser enormes y bastante alejados de lo conocido hoy, por lo que nada de lo soñado por las partes sería parecido a lo que realmente nos encontráramos. Una sensación tiene mayor peso que el resto, todos perderíamos en un  proceso descontrolado.

Han llevado el debate al terreno de las emociones; bien, pues entremos también, ningún aspecto debe rehuirse, pero allí, en su prensa, en el Parlament se discute poco sobre argumentos racionales,  -anualmente se llevan 16.000 millones, que gran mentira- sobre posibilidades de mejora actuales, sobre los costes concretos de permanecer o romper. Quieren convencer de que vivirán en un mundo feliz y todos los problemas se resolverán en el paraíso de la independencia, lo cual es un insulto al sentido común. Es la religión de niño, si haces sacrificios ahora, el futuro será bueno, entonces tendrás, allí será, pero ¿y ahora cómo resolvemos los problemas actuales? Si hay fuerza para llevar decenas de miles de personas a cogerse de la mano y formar una cadena, ¿por qué no usar la fuerza para acabar con el austericido? crecer para aumentar trabajos y reducir penalidades ¿por qué no resolver el fraude y evasión fiscal que acabaría con la deuda, por qué…? PD. Terminado de redactar el capítulo completo, veo la noticia hoy 15-10, de que la Generalitat ha preparado un informe de 500 páginas con sus reivindicaciones que presentará al Presidente del Gobierno de España en breve. Ya tendremos tiempo para verlo, en principio parece una buena señal para relajar el ambiente, no confundir con resolver el, problema. Pero desde luego es mas sencillo discutir sobre cuestiones concretas, además se establece un punto de negociación estable, en una mesa caben posibilidades de eliminar riesgos desconocidos. En cierto sentido, es un paso atrás de Más, sin que lo parezca, con el cual puede retomar un poco el liderazgo que le estaba comiendo ERC.