Catalunya: el valor de volver a empezar

Por Mbbp
sep
26
2015 actualidad // Miguel Benavent de B. // Opinión // Política

CATALUNYA: EL VALOR DE VOLVER A EMPEZAR

Escrito por Miguel Benavent de B.   Sin comentarios

Estamos en el día de reflexión, antes de una jornada electoral sin precedentes en Catalunya y en España. Sean plebiscitarias o no las elecciones de la Comunidad mañana, el hecho es que definirán el futuro de Catalunya y de España, en muchos sentidos. Solo hay que mirar cómo se ha desarrollado la campaña política, para ver que no soy el único que piensa así, digan lo que digan algunos. La forzada involucración de terceros países y organizaciones internacionales, de mandatarios de todo el mundo, de todas las fuerzas tácticas, ya sean empresarios, banqueros, sindicatos o instituciones públicas, promovidas por los que tienen miedo a que las cosas cambien de forma irreversible, como -sea cual sea el resultado mañana- va a ser. Estamos en una época de profundos cambios y eso crea incertidumbre, como todo lo nuevo y desconocido!

Y es que cuando la sociedad reúne el valor de volver a empezar, es imposible detenerla. Es un sentimiento, no solo un razonamiento objetivo. Volver a empezar una sociedad nueva y mejor, en un país (España y Catalunya, cómo no) en que todo, no solo es mejorable, sino que debe ser mejorado, con urgencia. La corrupción sistémica, un Sistema económico y político caduco que desoye al ciudadano y solo obedece órdenes de países y consorcios empresariales poderosos e igualmente corruptos, como en Alemania el reciente caso VW, que es uno de los tantos ejemplos que de ahora en adelante veremos aparecer. Estamos en una época de cambios necesarios y para que eso sea posible, no queda más remedio que cuestionar lo existente, quedarse con lo bueno -mejorándolo- y deshacerse de lo malo, para cambiar las cosas.

Apelar al pasado o a la ley (incluso a una Constitución arcaica y caduca que no responde al mundo actual y a sus necesidades) y las normas impuestas y muchas veces irrazonables (al fin y al cabo, muchas son fruto de un botin de guerra o de intereses solo económicos o estratégicos, perennes) es el razonamiento de los que no tienen argumentos objetivos y/o el valor de mirar al futuro con ilusión y valentía. Porque de eso se trata ahora: de definir el marco en que trancurrirá el cambio que todos necesitamos. La mayor, continuada y real participación del ciudadano en la sociedad, así como una nueva forma de ejercer la política, con verdadera libertad, buena voluntad y transparencia, en la que el centro sea de nuevo el ser humano. ¿Es eso posible en la España actual? ¿O en la Catalunya que ahora pugna por independizarse? ¿Se requiere de un órden y un marco nuevos, donde todo esté por hacer? Hay que definir el “qué”, porque el “cómo” y el “cuándo” ya se irá definiendo paso a paso, a partir de ahora.

Antes se deben responder a las mil preguntas que día a día se plantean: ¿Por qué no puede ser independiente Catalunya, si así lo desean sus ciudadanos? ¿Por qué mantener la unidad de España, a cualquier coste y bajo amenaza? ¿Por qué tener miedo a las urnas? ¿Funciona la estrategia del miedo? ¿Puede alguien pertenecer a España, si no lo desea? ¿Realmente es la Unión Europea o la mayor globalización el único argumento para permanecer en España y no cambiar las cosas? ¿Sería viable España, sin Catalunya? ¿Y a Europa, como le afectaría? ¿Cómo se puede ignorar y/o menospreciar la voz de los ciudadanos? ¿No tenemos derecho a decidir sobre nosotros mismos e incluso derecho a equivocarnos? ¿Dónde reside la soberanía de un pueblo? ¿Responden los políticos y las instituciones públicas actuales -de aquí y de allá- a nuestras inquietudes, necesidades y a lo que el mundo hoy necesita para seguir adelante, de una manera más sostenible y justa?  ¿Es la llegada de una nueva clase política cuyo poder emana del pueblo, como siempre debería haber sido?  ¿Será una nueva nación la garantía de que sea mejor? ¿Por qué el miedo de España de perder un integrante como Catalunya? ¿Miedo al efecto dominó que se pueda producir en España o fuera de ella? ¿Por qué se recurre a la amenaza -incluso con las armas, llegado el extremo- para evitar el deseo manifiesto de un pueblo o de una relevante parte de él? ¿Acatarán unos y otros el resultado de las elecciones de mañana, sea cual sea? ¿Cuál será el siguiente paso? ¿Es viable una coalición de socios tan dispares? ¿Sabrán crear y/o gobernar un nuevo estado, de nuevos ciudadanos? ¿Desaparecerá realmente la corrupción en una nueva nación como Catalunya o se demostrará que es algo inherente a cualquier estructura humana? ¿Estamos hablando solo de derechos y deberes o hablamos ahora de valores y sentimientos -personales e intransferibles- del individuo y, por tanto, de la sociedad en la que desea vivir, con libertad de decidirlo?