Seguimos con el debate. En otro párrafo Miguel-Felipe escribe lo siguiente:Y dicho esto, parece claro que el repunte independentista tiene
poco que ver con la pasión histórica y bastante más con la actitud de cientos
de miles de españolic@s jóvenes de cualquier sitio que se
"independizan" en Inglaterra, Alemania o donde pueden... O con el desapego
de la España existente que hacen dos años y pico lanzó el 15 M.
En el sentido global del párrafo podríamos estar de acuerdo si éste, pretende expresar que bastante del movimiento secesionista de los 2 últimos años está alimentado por la desafección causada por la crisis económica, en cuanto a la incorporación de número de personas y movilizaciones, influye en ese y otros procesos, sin duda. Pero discreparíamos si pretende expresar que el proceso de secesión de Catalunya, en mi opinión ya en marcha, está dirigido y orientado por los indignados, 15-M o similares a los que podemos ver en otros países. Nos encontramos ante uno de esos momentos históricos en los que a una grave crisis económica, política y social, le salen otras crisis que estaban larvadas, contenidas sin fuerza suficiente, que dirigen la rabia en otra dirección diferente a la de resolver los problemas que la despertaron.
No existe en esos movimientos cercanos
al 15-M, una fuerza tan grande, un nivel de centralización, organización
coordinada y objetivos tan concretos y precisos de secesión y construcción de
otro país fuera del Estado español. En el principio, una cosa es la sensación
de desprecio por todo lo que está pasando, basada en la precariedad laboral, la
pérdida de derechos sociales, la corrupción imperante, etc. etc. y otra
distinta es el proceso de independencia de Catalunya, dirigido por las élites
catalanistas que no pretende responder a las desigualdades económicas y
políticas, pérdida salarial, precariedad, paro, desahucios y pérdida de
derechos conquistados durante 35 años, esa ruptura de la equidad provocada por
la crisis, está en gran parte generadas por las mismas élites independentistas,
que no pretenden arreglar las constantes evasiones fiscales, una de las
consecuencia de los zarpazos de la crisis en todas partes, los menores ingresos
fiscales, los compensan con menores gastos sociales, reducen el estado de
bienestar.En el caso catalán, al proceso secesionista
se han sumado los descontentos sociales del momento, eso parecen indicar los
estudios de opinión recogidos por la Generalitat que situaban los aspectos
vinculados a la crisis como principales problemas y no la cuestión del encaje
Cataluña-España, hasta hace unos meses, en los que el movimiento soberanista se
apoya y recoge todo lo que se mueve para dirigirlo hacia la independencia y no
para dotar a Cataluña de unas políticas diferentes al austericidio, comenzado
allí por la Generalitat antes que en el resto de España. El movimiento no se
dirige a conseguir mayor contribución fiscal de los pudientes, para consolidar
y evitar recortes al estado de bienestar, sino precisamente a lo contrario,
pretende lograr menores contribuciones netas, bien porque paguen menos
impuestos, o porque obtengan retornos garantizados de los mismos. El objetivo independentista pretende
ahorrar costes fiscales a los pudientes catalanes, lo cual sin duda es un ataque directo contra los parados y
pensionistas extremeños o andaluces, que en estos momentos parte de sus apoyos
sociales están pagados con los excedentes contributivos catalanes. Junto con
Madrid, Valencia y Baleares, únicos contribuyentes netos a la caja común, ya
que el resto de CCAA, son receptoras. Apoyar que los ricos contribuyentes no
aporten impuestos a la caja común es una postura reaccionaria, nada
progresista, profundamente antiizquierdista, o más claramente, es una política
neoliberal al uso, que los ricos no paguen impuestos para los trabajadores es
aquello de ¡que se jodan!, su dinero
para ellos que le sacarán mayor tajada. Esa es la esencia de la ruptura que
están apoyando miles de personas. Es lamentable, el tsunami soberanista ha
barrido de las calles la contestación de clase, y se ha apuntado a políticas
populistas, la indignación contra los ricos, ha logrado darse la vuelta y está
eliminando los sentimientos izquierdistas de millones de personas, que eligen
abandonar los partidos izquierdistas y pretende barrer la Constitución hoy el único
bastión de solidaridad que quiere romper el catalanismo, y no para crear una
sociedad más progresista, con mayores derechos, libertades y solidaridad para
con los trabajadores, y necesitados. Los partidos de izquierda PSC, han ido
perdiendo apoyos populares y de militancia catalanista, ICV, fue recogiendo votos de izquierda perdidos
por los socialistas, como en toda España, en principio sin consideraciones
soberanistas, se está viendo empujado por la gente hacia esas posiciones, por
lo que no será extraño pierda la fuerza crecida a medio plazo, vía CUP y ERC,
porque la gente está eligiendo secesión y prefiere los originales a los tibios;
no es que los partidos fallen, que lo hacen, es que la fuerza de la corriente
está rompiendo los embalses ¿Por qué eligen
independencia? está claro, creen que con ella resolverán todos los
problemas individuales y colectivos. Y el
que venga detrásque se joda. La
cuestión es que una salida como la independencia no tiene vuelta atrás, no vale
arrepentirse luego, las rupturas que provocaría no podrían resolverse a medio
plazo, es por ello que la Ley de Claridad canadiense, siempre habla de mayorías
suficientemente amplias, sostenidas en el tiempo, de procesos negociados, etc.
y no de impulsos unilaterales.En estos momentos existe un fuerte
movimiento en pos de la ruptura, dirigido por las élites independentistas
catalanas, presentes en el Gobierno y Parlament, una parte de CiU, la mayoría de Convergencia
–que podría romper con Unió- y ERC, que políticamente parece dirigirlo desde la
segunda fila, lo cual le permite hacerlo sin desgaste, y cuyas expectativas
electorales son de fuerte crecimiento a costa de CiU, capitanean desde esas
instancias, pero visibles son las élites dirigentes soberanistas en parte de la
sociedad civil catalana dominada y dirigida por élites nacionalistas, Asamblea Nacional
Catalana, el Ómnium Cultural, el propio Futbol Club Barcelona, Liceo… y ello, influidos por su pasión histórica, lo cual
tiene mucho que ver con sentimientos y emociones soberanistas que consideran
atacados con el desarrollo y resultado del Estatut, y por supuesto tiene que
ver con asuntos económicos relacionados con su contribución neta a las balanzas
fiscales del Estado Autonómico. Ambas cuestiones, la emocional identitaria y la
económica son motores del proceso rupturista, dirigido por élites catalanistas.