Fuimos a Somontano una vez más. No será la última después de lo que disfrutamos cada vez que visitamos la zona. Esta vez el fin de semana ha coincidido con alguna de las actividades que se han celebrado dentro del evento #catandosomontano.
Es la segunda edición de este programa organizado por la Ruta del Vino Somontano, celebrado alrededor del Día Europeo del Enoturismo que fue el 8 de Noviembre. Para ellos, ha sido la excusa perfecta para organizar diferentes maridajes en los que 13 bodegas y 14 restaurantes, además de la sala de Catas de la D.O. Somontano unían sus fuerzas en formatos más o menos formales promocionando así los vinos y la gastronomía de la zona que han podido saborear de primera mano más de 450 personas.
Al coincidir con el evento, disfrutamos de uno de estos maridajes en el Restaurante el Portillo. Lleno hasta la bandera, más de 80 personas respondieron a la convocatoria de esta cena maridaje en la que por 10 Euros se disfrutaba de 4 tapas (bueno, más bien 4 platos) creados para la ocasión por Raúl Chef del Gran Hotel Ciudad de Barbastro, al que pertenece el restaurante que se maridaban con vinos de la Bodega Monte Odina. Una bodega ubicada en Ilche, pequeña, con 33 Hectáreas que incorpora un libro en su logo por la vinculación directa que Ramón J. Sender tuvo con la familia.
Empezamos con una mini tortilla de bacalao con pimientos que es maridada con su Gewürztraminer 2015. Un plato típico de las barras de los bares del País vasco y una uva bien adoptada por la zona, donde se integró a la perfección desde un primer momento. Un blanco brillante, transparente con tonos verdosos. Aunque podríamos esperar un vino dulce no lo es.
La cata, como los platos, van in crescendo. Llegamos al final con un Garnacha extraordinario, ganador de la Medalla de Oro Cinve de Valladolid. Nos impresionó, y os hablaremos de él con más detalle, ya que nos vinimos “equipados”. No podíamos dejarlo allí. El plato, un Civet de corzo con setas de temporada, previamente marinado en vino tinto para reblandecer la carne.
Fue lo primero que hicimos al llegar a Barbastro y no pudo haber mejor forma de empezar el fin de semana. Sin duda, una tierra acogedora, de buenos vinos y buena cocina que, poco a poco, vamos conociendo.