Catherine Cortez Masto se convierte en la primera senadora latina tras ganar Nevada

Publicado el 09 noviembre 2016 por Rodolfo90
                                                         Catherine Cortez Masto con su esposo, Paul Masto, en un centro de votación temprana en Las VegasCredit                                                                                                  Steve Marcus/Las Vegas Sun, via Associated Press
Las vegas, Nevada  en tras una campaña reñida, la demócrata Catherine Cortez Masto ganó la competencia en Nevada y se convirtió en la primera senadora latina. Se impuso sobre el representante Joe Heck para llenar la silla del senador Harry Reid, el líder de los demócratas en el senado, quien se retira después de tres décadas de trabajo político.
Cortez Masto, de 52 años, una exfiscal de Nevada y nieta de una inmigrante mexicana, centró su campaña en las reformas que necesita el sistema de inmigración y las elecciones futuras de magistrados de la Corte Suprema. Aprovechó la capacidad operativa que Hillary Clinton construyó en el estado e impulsó a los latinos con sus críticas al plan de Donald Trump de construir un muro en la frontera. También trató de comparar las posturas de Trump con las de su oponente directo.
Heck, de 55 años, un médico y un veterano de la guerra de Irak, trató de destacar sus esfuerzos para trabajar con sus oponentes, pero sin duda se vio afectado por los comentarios de Trump sobre inmigración, los veteranos de guerra y las mujeres, según dicen algunos comentaristas.
Heck fue crítico de Trump durante las primarias, pero lo apoyó después de que logró ganar la nominación, pero en octubre le pidió a Trump abandonar la carrera.
“Estaba haciendo un buen trabajo tratando de lograr un campo medio y no alienar a su base hasta que apareció Donald Trump”, dijo David Damore, un profesor de Ciencia Política en la Universidad de Nevada. “Después, parecía que no podía decir nada bien”.
Heck se apoyó fuertemente en la financiación de grupos externos al estado, incluyendo dinero de los activistas conservadores Charles G. y David H. Koch.
Fuente:The New York Times