Cazafantasmas: fumigadores paranormales

Publicado el 08 julio 2010 por Queplanetageneroso

Cuatro tipos enfundados en mamelucos, con detectores de ectoplasma y un humor más que personal, fueron los responsables del mayor éxito de taquilla de los ’80. Eran los primeros años de la década de los peinados abultados, específicamente corría 1984, cuando Ivan Reitman se puso cámara al hombro y filmó la primera película de “Ghostbusters” más conocida por estas orillas como “Cazafantasmas”. Era el inicio de una franquicia que, sin haber sido estrujada (tanto) dio muchas y muy diversas cosas a los fans. Con una tercera parte cinematográfica en el freezer, este post hará un breve y general raconto del camino de estos cuatro fumigadores, cuyo teléfono todos tenemos pegados en un imán de la heladera. Por si a los viejos propietarios de nuestros hogares se les ocurre regresar para atormentarnos, vio. El origen de Ghostbusters tiene algo de picardía y mucho de puja judicial. Resulta que cuando Reitman y la productora Columbia estrenaron esta película, hicieron oidos sordos a otra productora, Filmation, que había registrado aquel título y hasta había hecho una memorable serie live action en la década del 70. Esta primera Ghostbusters fue seguida en 1986 por una serie animada, cuando el film de Reitman ya había sido estrenado. Básicamente, en cuanto la gente de Filmation vio que Columbia le había robado el nombre, le iniciaron un juicio. Como consecuencia, Columbia debió cambiar algunos aspectos del título y así, la serie animada basada en la película Goshtbusters se llamó “Los verdaderos Cazafantasmas”. Pero más allá de estas idas y venidas judiciales, la saga cinematográfica de Reitman contó con dos películas, Los Cazafantasmas I y II, sin subtítulo que valga. En la primera, accedíamos a los comienzos de esta organización de fumigadores y veíamos cómo operaban para evitar la plaga de fantasmas que atacaban New. La segunda película seguía bastante esa primera lógica y repetía casi todo el elenco, a saber: Bill Murray (Peter), Dan Aykroyd  (Ray), Harold Ramis (Egon), Ernie Hudson (Winston) y los secundarios, la fantástica Sigourney Weaver, Rick Moranis y Annie Potts. Ambas películas pusieron el sello de tener finales grandilocuentes, que eran casi la metáfora más clara del humor, entre absurdo y surrealista, que tenían las películas. El tono de estos films son claramente algo que los ubica como películas sumamente memorables. Para quien las haya visto siendo chico, recordará esos momentos de cierto suspenso, que mezclaban un humor a veces negro y situaciones algo inquietantes para el público infantil. Basta recordar escenas como el tren fantasma que arrolla a Winston en las cañerías, el cuadro parlante y las estatuas en stop motion que, por mucho efecto avejentado que se pueda atribuir, en su momento habrán puesto nervioso a más de uno.

Estas dos joyitas del cine fantástico/humorístico, tuvieron cómo no, sus series de TV. La primera surgió en 1986 y se tituló “Los Verdaderos Cazafantasmas” porque este litigio que se comentó antes.

Con los personajes diseñados por Jin McDermott, los personajes animados fueron dramáticamente rediseñados de tal manera que tuvieran un cierto parecido a los personajes de la película para evitar conflictos de derechos. De todas formas, la serie animada tiene muchos elementos de la película. El Hombre de Malvavisco (Stay Puff) aparece en muchos episodios e interactúa con Walter Peck, el Agente de Protección Ambiental que aparece en la película original. El uniforme también cambió para los personajes principales a excepción de Ray Stantz, los cambió en la unidad contenedora; y el porque Pegajoso (Slimmer) vive con los cazafantasmas se explica en el episodio “Ciudadano Fantasma” (Episodio 01), el cual explica los hechos que sucedieron después de la película. Después de la película Ghostbusters II, el personaje de Louis Tully fue presentado en el show y su voz hecha por Rodger Bumpass.

Como eran tiempos en que el merchandising y los personajes “simpáticos” eran explotados por demás (momento… ¿eso terminó?) el amigable fantasma Pegajoso no tardó en cobrar protagonismo y llenar las vidrieras de las jugueterías. A tal punto los productores vieron el diamante en bruto que representaba Pegajoso, que en 1988 el show pasó a llamarse “Slimer (Pegajoso)  y los Verdaderos Cazafantasmas”. Estaba todo dicho, se había creado un monstruo. Para que la serie no se quedara en lo bobo y aburriera en poco tiempo, se incluyeron a lo largo de los capítulos, fantasmas del folklore tradicional de todos los países. Espíritus de origen ruso, escandinavo, babilonio, dijeron presente, así como criaturas de la literatura de terror, principalmente salidas de las historias de HP Lovecraft. Aunque con los años y la partida de algunos de los creadores, la serie se fue desgastando y las historias de volvieron algo reiterativas, el show animado permaneció en el aire por cinco años. Lo malo llegó en 1997, cuando se intentó desfibrilar la franquicia con la creación de una segunda serie titulada “Cazafantasmas al Extremo”. Hubo algo que falló en la creación de esta serie, aunque no queda claro por donde espezar a acribillarla. En principio, la estética estaba reformulada por completo, pero no terminaba de cuajar. Los personajes habían cambiado… demasiado, y creo que nadie en su sano juicio pudo apreciar nunca a esa protagonista gótico-emo que acompañaba al único miembro original del grupo: Egon. La historia partía de una premisa un tanto deprimente: el grupo se había desmembrado luego de que los Cazafantasmas limpiaran la ciudad por completo de las entidades malvadas y se quedaran sin trabajo. Quebrados, cada cual había decidido emprender otra vida y la nueva serie se situaba en el momento en que Egon rearma el grupo con unos estudiantes superdotados. Gracias por el esfuerzo, viejo, pero no hacía falta. La serie duró apenas un año y tuvo 40 capítulos. Que la Fuerza los acompañe! =Malena=