Aunque las estrellas fugaces se pueden ver prácticamente durante todo el año, debido a que son muchos los cometas y asteroides que orbitan alrededor del sol, las Perseidas, junto a las Gemínidas, son las más conocidas y visibles debido a su número e intensidad. El nombre de Perseidas se debe a que el lugar de donde parecen proceder la mayoría de ellas cuando miramos al firmamento es un punto situado en la constelación de Perseo (lo que se denomina en astronomía, el radiante).
Todos los años, a mediados de agosto, estas estrellas fugaces se pueden ver desde muchos lugares del planeta. Lo cierto es que aunque no es un fenómeno extraordinario, para los que vivimos en Asturias si que lo es, ya que es raro el año en el que esos días concretos el cielo no esté nublado y acabemos volviendo a casa, mojados, helados y sin haber visto ni una sola estrella fugaz.
Pero en la madrugada del 11 al 12 de agosto, las previsiones meteorológicas por fin parecían indicar que esta sería una noche distinta, y además, según los datos de los astrónomos, la lluvia de estrellas de 2016 sería cinco veces más intensa que otros años. Un problema añadido era que que la luna, que se encuentra en cuarto creciente, no se ocultaría hasta las 2 de la madrugada, por lo que si queríamos verlas habría que desplazarse a un lugar con poca contaminación lumínica, equiparse con ropa de abrigo, llenar un termo de café y preparase para dormir poco.
Una vez que llegamos al lugar elegido, poco antes de que oscureciera, comprobamos que aunque estaba despejado, había bastantes nubes altas que nos hicieron temer por otro rotundo fracaso, pero afortunadamente, a medida que pasaron las horas, esas nubes desaparecieron y el cielo se mantuvo limpio y claro durante casi toda la noche.
Poco después de que se pusiera el sol ya vimos las primeras estrellas fugaces, no con demasiada frecuencia pero algunas muy llamativas y lo que comprobamos es que a pesar de que muchas procedían de la zona del radiante, otras muchas parecían por casi cualquier sitio, y como suele ocurrir en estos casos, casi siempre en el lugar donde no tenías encuadrada la cámara.
Tal como estaba previsto, a las 2 de la madrugada, cuando se ocultó la luna y la noche se oscureció casi por completo, empezó el espectáculo. Aunque para ser sinceros no confiábamos mucho en las predicciones, que aseguraban que podían verse entre 250 y 500 estrellas fugaces por hora, lo cierto es que hubo momentos realmente impresionantes, con más de 5 o 6 meteoros a la vez y aunque no las contamos, entre las 2 y la 4 de la madrugada no sería raro que se hubiera alcanzado esa cifra.
Para conseguir "cazarlas" y teniendo en cuenta que nunca se sabía por donde aparecerían, la única receta es hacer muchas fotos, tener paciencia y confiar en la suerte. Para la parte más técnica de este tipo de fotografías podéis consultar los números artículos y libros que lo explicarán mejor que yo. En mi caso y teniendo en cuenta de que no tengo una cámara Full Frame y que mi objetivo tiene un diafragma mínimo de f4, la mayoría de las fotos las hice con una focal de 17mm, un ISO de 2500, 30'' de exposición y una f4.
Como había mucha noche por delante cambié varias veces el encuadre, buscando motivos reconocibles en el cielo, como galaxias o constelaciones y confié en que después de varias decenas de tomas, alguna estrella fugaz tuviera la cortesía de pasar por allí. Y finalmente hubo suerte, porque alguna si que se dejó inmortalizar antes de desaparecer para siempre.
El mayor inconveniente al que nos tuvimos que enfrentar durante toda la sesión fue el continuo empañamiento del objetivo, que solo pudimos solucionar limpiando la lente antes y después de cada toma.
Después de varias horas en el monte y cuando ya habían pasado las 4:30 de la madrugada y me había bebido todo el termo de café, decidí dar por concluida la sesión, aún quedaba una hora de coche hasta llegar a casa y esperar a que lo que los resultados que habíamos visto en el visor de la cámara no defraudaran cuando procesáramos las imágenes en el ordenador. Como es habitual en este tipo de fotografía, la inmensa mayoría de las fotos finalmente no tienen interés, ya sea por las dificultades de encuadrar durante la noche, por la mala elección de los parámetros o porque no aparece nada interesante, pero finalmente alguna foto quedo medianamente bien y aquí os dejo el resultado. NOTA: para ver las fotos a mejor calidad, haced clic sobre ellas y vedlas a pantalla completa. Espero que os gusten y desde aquí os deseo unas buenas vacaciones a los que podáis disfrutarlas, yo con esta entrada me despido de vosotros hasta finales de agosto.Si os interesa el tema de la astrofotografía del paisaje y la fotografia nocturna, os recomiendo el libro "Astrofotografía de Paisaje" de Manel Soria y Roger Eritja. Una gozada de libro, con unas impresionantes fotografías y muchos consejos muy útiles para iniciaros en este tipo de fotografía.