Los espárragos son los señores de la primavera y por tanto protagonistas de la cocina primaveral.
Los podemos preparar de mil y una formas, en cremas, purés, tortillas, sopas, a la plancha, fritos…o por ejemplo en un delicioso risotto de espárragos.
Son además, un potente diurético natural, que ayuda a limpiar el organismo de los excesos del invierno.
El espárrago encuentra su origen en las cuencas de los ríos Tigris y Éufrates, siendo los antiguos Egipcios y Griegos los primeros productores, aunque hoy en día se consumen prácticamente en todo el mundo.
La receta que hoy os traigo es perfecta para un día de primavera, fresco que aún no da pereza encender el horno, pero soleado para disfrutar de este plato ligero y lleno de sabor primaveral.
El aliño que lleva esta cazuela se parece bastante a las recetas de verduras esparragadas que encontraréis en el blog, aunque en vez de vinagre vamos a utilizar vino, más suave, para dejar al sabor de los espárragos todo el protagonismo.
Ingredientes:
- 1 manojo de espárragos verdes
- 2 huevos frescos
- 1 cebolla pequeña
- 2 dientes de ajo
- 1 puñado de almendras tostadas
- 3 o 4 rebanadas de pan duro
- 1 vasito de vino
- 1 vaso de agua
- comino
- pimentón dulce
- sal
- aceite de oliva
Elaboración:
Lo primero de todo es arreglar los espárragos. Para ello, vamos cogiendo los tallos con las manos y partiéndolos en trozos de aproximadamente 3 centímetros con los dedos. Cuando el tallo ya no ceda ante la presión de los dedos, lo desechamos y seguimos con el siguiente. Enjuagamos bajo el grifo los espárragos ya cortados.
A continuación preparamos el majado para la salsa.
En el mortero ponemos un poquito de sal, pimentón dulce en cantidad y unos granos de comino.
En una sartén amplia, donde luego vamos a saltear los espárragos, ponemos los dos dientes de ajo enteros y pelados y las almendras, y los salteamos hasta que los ajos esté dorados. Añadimos todo al mortero y vamos machacando mientras tostamos el pan duro en rebanadas en el mismo aceite.
Cuando el pan esté tostado lo añadimos también al mortero y machacamos bien hasta que quede todo hecho como una harina gruesa. Añadimos agua hasta llenar el mortero y reservamos.
En la misma sartén en la que hemos tostado el pan, añadimos un poco más de aceite (ya que probablemente el pan haya absorbido el que había) y pochamos la cebolla picada con una pizca de sal para que sude.
Cuando empiece a estar transparente, incorporamos los espárragos y salteamos durante 5 o 6 minutos.
Pasado ese tiempo regamos con el vino los espárragos, e incorporamos el contenido del mortero a la sartén. Si vemos que no está cubriendo del todo las verduras, podemos añadir un poquitín más de agua.
Mezclamos todo bien con cuidado, y dejamos cocinar otros 5 o 6 minutos, removiendo de vez en cuando para que no se pegue.
Precalentamos el horno a 150º.
Volcamos el contenido de la sartén en dos recipientes o cazuelitas aptas para el horno. Encima de cada cazuela ponemos solamente la clara de los huevos, una en cada cazuela.
Las metemos en el horno programando el tiempo en 15 minutos.
Cuando queden 3 minutos de tiempo, apagamos el horno y la temperatura, pero dejamos que siga contando el reloj. Es el momento de sacar las cazuelas, ponerles la yema del huevo, y volver a meterlas en el horno. De esta manera, las yemas se harán con el calor residual del horno, sin llegar a tostarse demasiado, quedando una yema perfecta para mojar y disfrutar sin límites mojando pan.
¡Y ya tenemos listas nuestras cazuelas de espárragos verdes con huevo al horno!
Un plato delicioso para disfrutar de este regalo de la naturaleza en primavera en todo su esplendor. Además, como el huevo va hecho al horno, y no frito, al final queda un plato mucho más ligero de lo que parece. ¡El pan que mojemos en el huevo es ya otra historia!😀
¡Que aproveche, Calderer@s!