Cuando conocí a mi marido no me podía imaginar que tendría unos suegros tan maravillosos, ella dulce, generosa y cariñosa, él un “artista” en todos los sentidos.
No tengo a mis padres, pero están ellos, que para mi es como si lo fuesen. Sé que me quieren y yo les tengo el mismo cariño, pero sobre todo agradecimiento por tantísimos detalles y un gran respeto, que con el paso de los años se ha ido acrecentando
Mi suegro es una persona muy vitalista, que a pesar de sus 81 años mantiene una actividad jovial, tenemos muchos gustos en común, sobre todo la pintura (es un magnífico pintor), el cine (es un gran experto), la gastronomía (es un cocinitas auténtico) y la pasión por Málaga.
Para mi es una fuente inagotable de conocimientos en cuanto a la cultura malagueña, sobre todo de los años 40, 50, 60 en adelante; por su intensa vida profesional y social es un libro andante, que en sus hojas puedo ver curiosidades, tradiciones, biografías de personajes más o menos famosos que él llegó a conocer, leyendas, costumbres y formas de vida malagueñas.
Prácticamente vienen a “Mi cocina” cada semana y hoy a través de internet hemos estado viendo fotos de aquella Málaga de principios del siglo XIX, en blanco y negro, a las que él les ha ido poniendo voz, en una agradable sobremesa, llegando a emocionarme en muchos momentos, sobre todo cuando he descubierto la casa en la que viví mis primeros años de vida: el paso a nivel de El Palo.
Hoy ha sido un día muy malagueño, como éste plato que les he preparado y con el que adelantándome al día del padre, se lo dedicó a él (que lo ha degustado y disfrutado) y a mi queridisimo y añorado padre, ya que es el “primer plato”, el plato de cuchara que más le gustaba.
Lo hago exactamente igual que lo hacía mi madre.......
¿Como?
Ingredientes para 4 personas:
Un cuarto kilo de almejas, 16 langostinos, dos alcachofas, las semillas de medio kilo de habas tiernas (las vainas pueden servir para otra receta), dos tomates maduros, un pimiento verde, media cebolla, tres dientes de ajo, una ramita de hierbabuena, un cucharón de aceite de oliva virgen (uso de Riogordo, sin filtrar, malagueño), una patata, un puñado de fideos (del nº 4, uso Gallo), sal, pimiento molido ( uso pimentón dulce de La Vera), una carterilla de colorante alimentario (uso El aeroplano, el que usaba mi madre cuando no podía conseguir azafrán).
Los pasos a seguir:
Dejar las almejas sumergidas en agua con sal, a fin de que suelten la posible tierra que puedan tener en su interior, durante una hora aproximadamente.
En una sarten poner un fondo de aceite de oliva virgen y pochar a fuego lento la cebolla, los ajos y el pimiento cortado en trocitos pequeños, removiendo continuamente, cuidando de que no se queme.
Pasado unos minutos agregar al refrito el tomate y dejar que se poche con el resto de las verduras.
Retirar del fuego y añadir una cucharada de pimentón, remover y reservar.
Cortar las alcachofas quitando las hojas más duras y cortando las puntas, restregar con limón para que no ennegrezcan y reservarlas metidas en un bol con agua.
Desgranar mientras las habas, reservando las semillas.
Poner una cacerola con agua y echar las almejas, la patata cortada en rodajas (de un grosor de 2 cmts.) y llevar a ebullición, espumerear.
Añadir el refrito, el colorante alimentario y las alcachofas, probar de sal y dejar cocer a fuego lento durante veinte minutos aproximadamente.
Agregar los langostinos pelados, los fideos, las habitas y una rama de hierbabuena.
Dejar cocer unos diez minutos y dejar reposar.
Nuevamente y quizás a fuerza de ser pesada, les pido disfruten de Málaga.
En ésta ocasión les muestro un jarrón de cerámica típica malagueña y la flor más emblemática de nuestra tierra: los jazmines; cuadro pintado por mi pintor favorito: mi suegro.