Limpiá bien (léase: chequeá que no tenga alguna espina que se le escapara al pescadero y enjuagá uno por uno) los filetes de pescado. En este caso se trata de 1 kg de filetes de merluza que tendrás que cortar en trozos una vez limpio. Cortá en cuadraditos pequeños 1 cebolla grande (micro pedacitos si en casa no son fanáticos de la cebolla, pero no dejés de usarla porque aporta mucho sabor a la receta); hacé lo mismocon 1/4 parte de un ají-pimiento rojo, un ají amarillo y uno verde (sí, 1/4 parte o un trozo de cada uno de ellos). Poné a hidratar en té (yo empleo la variedad Earl grey porque acentúa los sabores, enriqueciendo los matices) media taza de hongos secos. Además, cortá en rodajitas unos 4 ó 5 puerros.Para acompañar este plato, elegí unos papines patagónicos (de la bellísima y pintoresca Gaiman, Provincia de Chubut) que me parecieron encantadores, parejitos y muy apropiados. En tu caso, elegirás los papines que te agraden o consigas en la verdulería o el mercado de tu barrio, o cortarás algunas papas en trozos medianos para incluirlos en la cazuela.
Decidí emplear los papines con piel (por ello, los lavé muy bien con abundante agua y cepillo. ¡Quedaron relucientes!) para que no absorbieran mucho jugo de la cocción y conservaran sus propios sabores, pero claro que pueden pelarse si eso es lo que deseás...Asimismo, como en esta época del año no consigo unos tomates dignos para una salsa, empleé para la preparación media botella (aproximadamente 500 cc.) de conserva de tomate natural triturado (de procedencia mendocina) que no posee conservantes ni colorantes y que, en definitiva, es igual al tomate que prepararía encasa para mi salsa.
En la cacerola de barro colocá 1 cucharada de aceite neutro y rehogá allí la cebolla, los ajíes de colores y el puerro. Sazoná con sal, pimienta y orégano, y añadí una hoja de laurel bien lavadita para que aporte sabor a la cocción.
Una vez que los vegetales perdieron su consistencia y la cebolla se volvió traslúcida, añadí el tomate triturado. Unos minutitos después, incorporá los hongos, cortados en fina juliana. Corregí la sazón, añadiendo pizca de sal, pimienta y tomillo.
Más tarde, incorporá los papines y espolvoreales una cucharadita (de té) de pimentón dulce. Tapá y dejá cocinar a fuego medio, controlando cada tanto para que no se quede sin líquido ni se peguen los ingredientes al fondo de la cacerola.Tené en cuenta que esta preparación no lleva mucha cocción y que las cacerolas de barro ayudan a que el tiempo de cocido no sea muy prolongado; por ello, conviene cocinar a fuego medio y cuidar atentamente que la preparación no se pegue al fondo del cacharro.
Por último, cuando los papines casi no ofrezcan resistencia al pinchazo de un tenedor, añadí 1 lata de arvejas (o 1 paquete de arvejas congeladas, cocidas al vapor) y los trozos de pescado. Condimentá con sal, pimienta, orégano, tomillo, albahaca morada, nuez moscada y otra lluviecita de pimentón dulce. Dejá cocinar por 10 minutos, apaga el fuego y permití que los sabores, los jugos y los aromas se asienten en la cazuela por un minutito (con la cacerola tapada).
Serví con un rico pan casero o de campo y disfrutá de un manjar simple, rústico, cálido y con reminiscencias bien caseras.
¡Qué lo disfrutes! Después contame cómo te salió la receta o si preparaste tu propia versión, mostrame fotos. ¡Me encantaría saber cuál es tu propia versión de la cazuela de pescado!
Las fotografías de Gaimán, Provincia de Chubut, República Argentina, corresponden a la Secretaría de Turismo de la provincia, fotógarfo desconocido y Anabella Segatti, correspondientemente.