Algunas veces cuando voy a la compra si me encuentro cebollitas las compro. Dan mucho juego. Lo bueno que tienen es que con casi cualquier cosa casan de maravilla, lo que hace que se te despierte la imaginación.
Así surgió un día esta receta en la que no se necesita de ningún otro ingrediente para que las cebollitas brillen por sí solas. Imprescindibles un buen aceite, un buen vinagre, sal y las especias.
¿Qué hacer con ellas una vez cocinadas? Pues como son una tentación, podéis incluirlas en ensaladas, acompañar con carnes y pescados, con salazones, en sándwiches, en hamburguesas, con guisos de legumbres... ¡y tal cual! porque se merecen su individualidad. Me pincho una y me la regalo porque me la merezco jjj, sabias palabras.
A mí me gusta dejarlas un par de días en el frigo para que se acentúe el sabor. A medida que pasen los días irán tomando fuerza.
Os dejo la receta aquí, muy fácil:
INGREDIENTES:
- Cebollitas 16
- Clavos de olor, 2.
- Cilantro semillas, 1 cda rasa.
- Pimienta negra molida, 1 cda rasa.- Cúrcuma, 1 cdta.
- Jengibre polvo, 1 cdta.
- Aceite de oliva, 100 ml.
- Vinagre de Jerez, 40 ml.
- Agua o caldo de carne, 150 ml.
- Sal.
ELABORACIÓN:
Enjuaga las cebollitas debajo del grifo. Escalda un par de minutos en agua hirviendo para poder pelarlas con facilidad. Espera que templen y quítales la piel.
Calienta el aceite y mantenlo a fuego bajo. Echa las cebollitas y las vas dorando despacio, que no se quemen, y girándolas de posición para que queden de manera uniforme.
Retira a un lado el recipiente y espera un par de minutos para echar el vinagre, las especies, el agua y la sal.
Vuelve al fuego el cazo y cuece a fuego medio cuarenta minutos. Si se quedan secas añade un poco de agua y un chorrito más de vinagre.
Conserva, cuando hayan enfriado, en el frigo.
Probadlas, por ejemplo, con anchoas de Santoña ¡vaya caprichito!