Un reflejo fiel de la realidad actual, parece que Cecilia Freire (Física & Química) y Jesús Caba (Escenas de Matrimonio) nos abriesen de par en par las puertas de los hogares de miles de jóvenes parejas y nos ofreciesen un asiento en primera fila para disfrutar de la mejor función, la vida misma.
En Huevo, una obra escrita por ellos mismos y dirigida por Íñigo Guardamino, encontrarás a Judith (Cecilia Freire) una mujer de éxito, ejecutiva en una gran multinacional que consigue todo lo que se propone. La razón y el liderazgo son los pilares en los que se asienta su personalidad. Por otro lado encontramos a Francisco (Jesús Caba), su marido, un hombre sensible y algo soñador que se contenta con ser amo de casa tras perder su trabajo. Tiene demasiado tiempo libre y un vacio que ha hecho que su reloj biológico se acelere y desee algo más, un huevo.
Con la llegada de este, sus insípidas vidas se trasforman. Las ansias paternales de Francisco chocan con el rechazo y la angustia de Judith. Durante la incubación del mismo, las prioridades de ambos y sus diferencias saldrán a la luz. Empezarán aparecer piedras y curvas en el recto camino que hasta ahora habían recorrido sin saber si podrán regresar atrás, ¿o no querrán regresar?. Lo que si saben es que lo que salga del huevo cambiará sus vidas.
El huevo, una metáfora de la descendencia, de la carga que supone tener a un hijo y más en una generación perdida como la nuestra, en una sociedad hostil en la que los valores esenciales han cambiado. Este es el conflicto visible de la obra que da pie a profundizar sobre temas tan existenciales como nuestra propia voluntad, nuestra educación, nuestros sueños y deseos. En como el entorno, la sociedad nos va esculpiendo poco a poco bajo sus ideales y preferencias. Una lucha a la que hay que hacer frente y empezar a diferencia de lo que muchos piensan en nosotros mismos.
Una obra compleja a pesar de la aparente simplicidad de la situación que representa por cotidiana que sea, es ahí donde irradia la complejidad y la importancia de la misma. Un gran guión cargado de ironía y humor inteligente que unido a una acertada puesta en escena, juegos de luces cargado de simbolismo y unas interpretaciones sobresalientes por parte de sus protagonistas hacen de Huevo una obra que desde la primera escena crea un vínculo estrecho e intenso con el público, una conexión real.
Isabel L. Marrupe
Estudiante de periodismo inconformista y algo soñadora. Construyo un mundo con pequeños detalles, donde la fotografía y las letras son los grandes protagonistas.
- Más publicaciones