“La dama del armiño” llegó hasta mí de manera inesperada. De repente, todo el Time Line de mi Twitter se llenó de noticias sobre la llegada de este retrato de Leonado da Vinci a Madrid. La joya más valiosa de Polonia, decían de ella.
El retrato me entusiasmó desde un principio. Me llamó poderosamente la atención su peinado, y esa especie de velo que cubría su cara hasta casi la altura de las cejas. Quería saberlo todo sobre ella… ¿Qué extraño animal sostenía entre sus brazos? El porqué de esa mirada perdida y su enigmática sonrisa. Y su collar… ¿serían, perlas o azabaches? Quería tener ese collar en nuestro espacio. Me encantan esos collares largos, que luego tanto se llevaron en los años 20s. Es uno de mis complementos preferidos, los uso casi a diario.
No tardé ni un segundo en decidir que tenía que escribir un post sobre ella.
Mi primera idea fue ir a verla y luego ponerme a escribir. Pero, enseguida, decidí que prefería conocerla antes, indagar sobre su vida, intentar entender cómo era cuando Leonardo la pintó. Después, iría a verla y os contaría mis impresiones.
Su nombre es Cecilia Gallerani, nacida en Siena en el seno de una familia sin título nobiliario, pero con muy buen nivel económico ya que su padre fue embajador de Florencia. Su padre supo trasmitirla una gran pasión por las artes. Amaba la literatura, la música y era capaz de hablar latín perfectamente. Escribía preciosas poesías en italiano. Todo ello la convirtió en una mujer inusualmente culta para su época.
Arribó a Milán con apenas 16 años y, con semejante carta de presentación, unida a su elegante belleza, tardó muy poco en entrar a formar parte de la corte de Ludovico Sforza “El Moro”.
Ludovico Sforza, duque de Milán y uno de los hombres más poderosos e influyentes de todo el renacimiento italiano, no es de extrañar que quedara prendado de ella casi al instante y la convirtiera en su concubina, su amante oficial, cuando apenas contaba 17 años. Cecilia le dio un hijo, y Ludovico la donaría el feudo de Saronno en reconocimiento a su amor.
Cecilia se convirtió en una de las protagonistas de las numerosas tertulias y actividades culturales en la corte de Milán. La compararon con apasionantes mujeres de la antigüedad como Aspia de Mileto (esposa de Pericles) o Asiotea (alumna de Platón).
En esos años Leonardo trabajaba a las ordenes de Ludovico como maestre de ceremonias y de las cocinas ducales, por lo que Cecilia y él coincidirían en más de una ocasión en el Palacio Sforzesco de Milan, siendo lógico que Ludovico encargara a Leonardo el retrato de su amante.
¿Conseguirá Leonardo transmitirme toda la personalidad de Cecilia? Necesito ir a verla, y eso es exactamente lo que voy a hacer mañana. Luego os seguiré contando…
El collar de Cecilia en nuestro espacio
Tras mi visita del pasado día 28 de junio a la exposición, en el Palacio de Real de Madrid:
Hacía años que no entraba en el Palacio Real, y la verdad es que su Patio de Armas me impresiona siempre que lo piso… Las salas de la planta baja de su ala de poniente, han sido el marco elegido por el Patrimonio Nacional de España y el Museo Nacional de Cracovia, para albergar a “la Dama del Armiño” en su visita a Madrid.
Tras la visita a las distintas salas conteniendo pintura, armas, armaduras, monedas, arte sacro…, la incontenible emoción de sentirme ya próxima a mi objeto de deseo, me hizo comenzar a sentirme impaciente. De repente, nada más entrar en la sala dedicada a la pintura occidental en las colecciones polacas del siglo XIX, entre las obras de la colección del rey Estanislao II Augusto Poniatowski, me topé, como queriéndose salir del cuadro, con “Niña en un marco”, la impresionante obra del genial maestro holandés Rembrandt, y de la que algún día me gustaría contaros algo.
Finalmente y como broche de oro de esta magnífica colección, sin otra pieza en la sala con la que distraer nuestra atención, me encontré frente a frente con ella.
Lo que tanto había llamado mi atención ya anteriormente a través de ilustraciones, es esa gasa transparente, rematada con un ribete de hilo de oro, que cubre sutilmente su cabeza hasta justo encima de las cejas. A través de ella se percibe su cabello negro cayendo liso a ambos lados del rostro y recogido en una trenza. Su collar es de perlas. Las perlas tienen un brillo especial irisado en tono oscuro.
El extraño animal que acoge sobre su pecho, no es muy probable que fuera un armiño. Este mustélido es demasiado salvaje para posar dócilmente para un retrato sobre los brazos de una dama. Parece que Leonardo utilizó un hurón o un turón albino, mucho más domesticable y muy parecido en tamaño y corpulencia al armiño. Quizás Leonardo utilizó este animal en alusión al nombre por el que era conocido Ludovico: Ermellino (armiño), o a que el apellido de Cecilia coincidía parcialmente con el nombre en griego de este animal (gale).
Definitivamente Leonardo lo consigue… Cecilia me habla al mirarme de soslayo. Me transmite bondad, serenidad, inteligencia. Su mirada es serena a la vez que enigmática. Ella es la amante del poderoso Ludovico Sforza, pero su rostro trasmite dulzura, distinción y seguridad. Creo que es una amante segura de sí misma. Es la concubina de uno de los hombres más poderosos del renacimiento italiano, y se muestra orgullosa de ello.
Reflexiono sobre las diferencias entre las jóvenes de hoy y las contemporáneas de Cecilia. Hoy, una joven de 17 años es tan sólo una adolescente, en el mejor de los casos bachiller en un colegio y tan sólo preocupada por la ropa, sus amigas y las fiestas.
En el Renacimiento una joven de esa misma edad ya estaba casada, probablemente con un hombre que le doblaba en edad, al que casi ni conocía y al que no amaba. Era madre de más de un hijo o, aun peor, era la amante de algún influyente y maduro varón en contra de su voluntad.
¿No os parece increíble pensar como vivían estas niñas en el Renacimiento?
“La dama del armiño” ha sobrevivido a dos guerras mundiales, la expoliación de los nazis, varios intentos de robo y ahora, por primera vez desde su creación de la mano del genial Leonardo, se encuentra en Madrid. Creo sinceramente que merece la pena ir a ver esta magnifica obra. Es muy raro que vuelva a abandonar la Polonia que la prohijó en 1.800, y no creo que podamos volver a verla de nuevo en España por muchos años.