Esto no es una reseña, hoy no os voy a hablar sobre un libro, ni sobre un autor. Hoy solo escribo para agradecer y celebrar ¿Y cual es el motivo de la celebración? pues nada más y nada menos que mi décimo cumpleaños bloguero, diez añitos ya. ¡Madre mía! como pasa el tiempo. . . Parece que fue ayer ese tres de mayo de 2010, el día en el que se me ocurrió la feliz idea, se me encendió la luz ¿y porqué no? ¿porqué no podía yo crear un blog para liberar mis ansias escritoras y al mismo tiempo dejar plasmadas mis lecturas? Un blog que, si os soy totalmente sincera, en principio fue pensado y creado solo para mí misma, como una forma de recordar lo leído y mis sensaciones sobre lo leído, porque en serio, ni se me pasaba por la cabeza que alguien quisiera leerme. Ni lo pretendía, ni me importaba.
Y mira tú por donde que al poco y para mi sorpresa, entra mi primer seguidor y el segundo y el tercero, comienzan a visitarme personas desconocidas, anónimas, que además también opinan sobre mis reseñas, curiosamente me leen. Y no solo eso, sino que regresan y parecen estar pendientes de mis publicaciones, haciéndome sentir que compartimos lecturas. Y yo cada vez más sorprendida, más alucinada, "más ojiplática y con las patas vueltas", cómo diría quien yo me sé. . . 😳😳😳
Comienzo a investigar sobre cabeceras, códigos html, aprendo a cambiar fuentes, colores, gadgets, en definitiva, a darle mi toque personal a esa plantilla básica, para cuidar esas apariencias que también son importantes. ¿No os pasa que a veces entráis en un blog y un tipo de letra determinado, o un fondo demasiado oscuro o demasiado claro no os incita a leer para nada, bien por incomodidad o únicamente por el aspecto? Os confieso que muchas veces he estado tentada de cambiar de plantilla y de plataforma (blogger me tiene hasta las narices, a veces me lo ha hecho pasar canutas dejándome sin seguidores o con otros errores que por fortuna pude arreglar) a otra más profesional, más moderna, pero no. De momento sigo con la misma de siempre, porque no puedo evitar pensar que si hago cambios, puede que dejara de sentirme en casa.
Recuerdo que estuve un tiempo dándole vueltas al nombre que quería para mi blog. Me apetecía que fuera original, peculiar, distinto, un nombre con el que sentirme identificada, pero todos los que se me ocurrían ya estaban pillados. Y la casualidad quiso que por aquel entonces, alguien muy especial me hiciera un regalo muy especial “Dewey lee mas libros” (“Dewey Readmore Books") de Vicki Myron. Una novela donde una bibliotecaria protagonista y escritora cuenta la vida real de un gato que pasó toda su existencia en una biblioteca pública, dormitando entre las estanterías o sobre las rodillas de algunos usuarios que venían expresamente a verle y a estar con él. No pude evitar sentirme muy identificada con la historia, de hecho, en ocasiones creía ver la silueta de Dewey merodeando entre las mesas de mi biblioteca. Esa mezcla de "gato+ libros+ biblioteca" estaba hecha para mí y se me volvió a encender la luz, ahí lo tenía, lo que iba a ser mi particular homenaje a ese famoso minino cuya historia me cautivó: “Marian lee más libros”, me gustó y se quedó.
Y pasa el tiempo, los días, los meses, los años, hasta una década ha pasado y yo sigo leyendo y reseñando, a veces también, todo hay que decirlo, abandonando libros, esos que nunca consiguieron engancharme y que nunca fueron reseñados por aquí. Siempre con absoluta sinceridad, eso sí. Porque oye, si algo me gusta, pues me gusta. Si me emociona y me hace vibrar, pues así lo transmito y si algo no me gusta, pues también, sin pelos en la lengua (me viene a la mente mi opinión personal sobre “Las cincuenta sombras de Grey” y sonrío, creo que la puse “a caldo”). Siguen pasando los días, los meses, los años y aquí sigo. Este blog se ha convertido en mi forma de escape, porque hablar de libros es eso para mí, una liberación. Y ahora, además de comentaristas, creo que he llegado a tener verdaderos amigos blogueros, ese tipo de amigos con los que, aún sin ponerles cara, tienes la sensación de que los conoces y te encantaría tomarte un café o un té con ellos para charlar largos ratos sobre libros, pelis, series o sobre lo que se tercie. Ahora siento que tengo una pequeña familia bloguera y ¡me encanta!
Porque, comentario tras comentario de los que son asiduos por estos lares, al final se crea en tu mente retazos de vidas en torno a ellos, pequeños fragmentos que si los unes, te ayudan a conocer un poco a esa persona que está detrás y que te lee con detenimiento, a pesar incluso de que a priori ese tipo de libros no le atraiga demasiado o no sean de su estilo.
Y ahora que no me escucha nadie os confieso algo: cuantas veces se me habrá pasado por la cabeza abandonar, tirarlo todo por la borda, por pereza, falta de tiempo o ambas cosas, todos sabemos lo que cuesta mantener un blog, tenerlo activo, aunque solo sea a nivel personal. Porque así es Marianleemaslibros, algo muy personal, muy mío, de Marian, pero también es un poco vuestro, de los que me hacéis esas visitas que con tantas ansias espero y valoro, esos comentarios que leo con detenimiento y contesto, siempre o casi siempre. Porque considero que, si alguien se toma la molestia y gasta un poco de su tiempo en escribirte algo con un poco, como yo digo, “de chicha,” o en dejarte uno de esos pequeños retazos de su vida, de su forma de ser, se merece una contestación.
No pretendía enrollarme tanto, como os he dicho solo pretendía celebrar y dejar por escrito mi agradecimiento a todos los lectores del blog, a los que comentáis, a los que no comentáis, a los que venís por aquí de pasada, pero sobre todo y de manera muy especial a los que os pasáis y os quedáis, a los que decidís gastar un poco de vuestro tiempo libre permitiéndome conoceros un poco más, permitiéndome cierta cercanía, cogeros cariño. Porque el roce, aunque sea un roce cibernético, hace el cariño.
Si en un principio Marianleemaslibros no contaba con tener lectores, seguidores, comentaristas, hace ya mucho que sí, que cuento con vosotros. Saber que os tengo es algo que me incentiva y anima a seguir adelante, a sacudirme esa pereza que a veces me aborda para no abandonar y seguir compartiendo mis lecturas, vuestras lecturas.
¡Muchas gracias por estar siempre ahí!
Por cierto, si no la habéis leído, aprovecho para recomendaros la novela sobre Dewey (fue mi primera reseña en el blog, podéis leerla aquí), ese gato bibliotecario que me inspiró y al que agradezco su existencia. Es una novela muy especial para mí (por la persona que me lo regaló y por el momento de mi vida en el que me llegó), conmovedora, tierna, imprescindible para los gatunos (sé que por aquí somos unos cuantos), para los amantes de las bibliotecas y de los animales en general. Porque por encima de todo, es una historia verdadera, REAL, como la vida misma.