Cuando un país se siente en peligro reacciona para evitar la muerte. La sociedad, ante la amenaza, se convulsiona y genera polémica, debate y controversia. Del mismo modo que en la Francia Revolucionaria de 1789 se crearon, tan solo en París, más de 250 periódicos y numerosos clubes de debate, en la España actual se lee sobre política como nunca, se visitan las redes de Internet y se debate con una intensidad desconocida.
Los mensajeros del miedo y los fabricantes de noticias falsas están trabajando a tope, todos contra todos, intentando destruir al adversario y confundir a los ciudadanos para evitarles que piensen con cordura porque si lo hicieran darían dos patadas al sucio tinglado de la política podrida española y sustituirían el sistema por una democracia limpia y decente, donde los políticos fueran seleccionados y se evitara que los rufianes y canallas se sienten en los sillones del Congreso.
Tengo un amigo en Madrid que dirige una empresa que trabaja para un partido como trituradora y fabricante de argumentos y noticias, que me dice que las factorías de la mentira y de las canalladas están trabajando a tope, destruyendo todo lo que pueden: a VOX, a Podemos, al PSOE, a la derecha en general y a la verdad y a los valores siempre.
El trabajo consiste en seguir todo lo que se publica para contrarrestar lo que es positivo y destruir al adversario, ya sea con argumentos, con mentiras o con noticias falsas inteligentemente elaboradas, para que sean creíbles y atractivas.
Es una tarea repugnante en la que trabajan cada día más periodistas, psicólogos y sociólogos, a la que ellos mismos denominan "picadoras de carne".
Entre los más recientes éxitos de esas "trituradoras" están el acoso a VOX, un partido al que han arrojado a la "extrema derecha" a base de mentiras y falsedades, la pérdida de prestigio de Unidas Podemos y de su líder, Pablo Iglesias, y el rechazo inmenso a Pedro Sánchez y a la coalición que Sánchez pretendía, apoyada por los amigos del terrorismo, los que quieren romper España y el neocomunismo totalitario.
Mientras tanto, la España sana y decente, cada día más asqueada de sus políticos y de los métodos sucios y criminales que utiliza el poder, intenta defenderse resucitando valores, actuando en las redes sociales y generando oleadas de vacunas como el patriotismo, el amor a España y la defensa de los valores tradicionales que los políticos han pisoteado.
Francisco Rubiales