Celebrando la Amistad con Poesía y Joyas de Plata

Publicado el 11 marzo 2014 por Elrincondemisalhajas @rincondealhajas

No puedo darte soluciones para todos los problemas de
la vida, ni tengo respuestas para tus dudas o temores,
pero puedo escucharte y compartirlo contigo.
No puedo cambiar tu pasado ni tu futuro.
Pero cuando me necesites estaré junto a ti.
No puedo evitar que tropieces.
Solamente puedo ofrecerte mi mano para que te sujetes
y no caigas…

Jorge Luis Borges

Nuestra historia de hoy es de esas que seguro suceden a diario… pero frecuentemente no caemos en la cuenta, o no le damos importancia… o simplemente contamos con ello sin agradecer ni decir ninguna palabra… porque no es necesario decir nada o porque tenemos asumido que así es como tiene que ser…

Mariajo y Leti se conocieron hará unos treinta y tantos… en el pueblo donde vivían con sus familias. Jugaban en la calle, en aquella época cuando las puertas de las casas permanecían abiertas de par en par fuera la hora del día o la noche que fuera. Cuando las vecinas se reunían con su silla de madera para tejer, arreglar los problemas de la humanidad o criticar como deporte nacional (que eso siempre se nos ha dado bien a las mujeres Esas sillas de madera que rugían armoniosamente para adormecer a los hermanos pequeños acunados por las yayas.

Los padres de ambas eran carpinteros y trabajaban en el mismo taller, así que además algunas noches cenaban juntas en casa de una o de la otra. La vida fue poniendo en su camino atajos que convergían y hacían de su amistad algo más intenso… se llamaban hermanas.

Tanto es así que el tiempo pasó, estudiaron en el mismo colegio, en el mismo instituto y ambas decidieron crear un futuro profesional juntas que les obligaba a dejar el pueblo. Una decisión muy dura, muy difícil que ellas afrontaron con entereza, madurez y gran ilusión por lo que imaginaban que vivirían lejos de casa, por los éxitos que conseguirían, por las experiencias que les esperaban… Mientras sus familias lo vivían con pesadumbre por el desconocimiento de la ciudad, por el miedo a que les sucediera algo y con mucha añoranza porque las niñas se marchaban de su lado.

Comenzaron una nueva y dura vida en la ciudad. Nueva casa, nueva universidad, nuevos compañeros… y nuevos problemas, nuevos disgustos, nuevas desgracias… Pero lo bueno, es que siempre permanecieron juntas, y a pesar de las idas y venidas, de las caídas y los levantamientos, de los intentos y los fracasos… finalmente, lo consiguieron. Aquellas dos almas emprendedoras e ilusionadas que salieron del pueblo con una pequeña maleta llena de ilusión y ganas de hacer grandes cosas en el mundo, lograron fundar su propio negocio.

Han pasado algunos años y quizá el momento más duro fue cuando decidieron dejar su pequeño apartamento de amigas solteras y compañeras para comenzar una nueva vida por separado… cada una con su pareja. Fue la misma mezcla de sentimientos que sucedieron cuando dejaron el pueblo… duele dejar a la familia, pero la ilusión de emprender una nueva etapa les ayudaba a dar el paso.