Este es uno de los rincones de la discoteca Quasar
El restaurante asiático Silk Harvest
El Sky Observation lounge desde nuestro rincón justo antes del cierre. A la 1 de la madrugada se encendían las luces y la música se apagaba. Tengo que decir que todos los días, menos en una ocasión, lo cerrábamos nosotros. Los camareros ya nos conocían.
De camino al camarote, un paseo por las cubiertas por la noche, una vez nos habían cerrado el chiringuito. Y yo entreteniéndome en cualquier cosa.
Decidme si por esta cubierta apetece pasear
Kusadasi
Lo primero que hicimos al desembarcar por la mañana fue ir al centro donde están concentradas la mayoría de las tiendas. Craso error, ya que al estar la mayoría del pasaje en las distintas excursiones a primera hora de la mañana, éramos el centro de atención de todos los comerciantes, haciéndose imposible el dar dos pasos seguidos sin que nos pararan ofreciéndonos las excelencias de sus productos. Visto lo visto, decidimos que lo mejor que podíamos hacer era volver e ir a visitar el castillo en la Isla de Güvercin (de los pájaros) junto a la bocana del puerto. La entrada es libre y desde ahí se pueden disfrutar de unas bonitas vistas. La cala que da al sur de esta fortaleza nos recordó mucho a la que también da al sur desde el antiguo fuerte veneciano de la Isla de Corfú.
Y de esa forma, y después de tomarnos un buen café turco en una de las terrazas que hay, subimos a bordo del Solstice para prepararnos para ir a cenar y descansar un poco tanto físicamente como mentalmente después de tanto regateo y conversaciones sobre todo tipo de mercancías, y de fútbol también, mucho fútbol, y eso que a mi no me gusta nada.
La artista local
Y aquí el grupo con sobradas dotes para la danza, entre los que me incluyo