Woody Allen dispone en Celebrity de un elenco de actores famosos para meternos directamente en el mundo de la fama. Esta vez es Kenneth Branagh el alter ego de Allen, es como si el genial director hubiese querido ponerse más guapo para entrar a seguir a los famosos de Hollywood, pero sin perder ninguna de sus otras características, o sea, hablar tartamudeando y sin parar.
Pero es que no sólo está el guapo Branagh, también está Leo Di Caprio, y hay mujeres espectaculares como Melanie Griffith, Winnona Ryder y sobre todo, Charlize Theron, en un papel de modelo vampiresa que pone a mil a Kenneth (Lee Simon).
Lee es un periodista que escribe sobre famosos, y que es testigo de sus vidas. Así, por ej, con Theron se estrella en un coche, con Di Caprio, que hace casi de si mismo, se va en avión y tiene sexo en grupo, y con Ryder se enamora para desenamorarse después.
Celebrity se centra en la vida de Lee y en la de su exmujer. Nos enteramos de que han roto por infidelidades de él. Mientras Branagh va hacia abajo en su vida sentimental, su exmujer conoce a un importante personaje televisivo que le hace ascender profesionalmente y con el que se casa, intrigándonos antes al abandonar la boda momentáneamente para visitar una vidente que le corrobora que debe casarse.
Rodada en blanco y negro, Celebrity se sigue bien, pero no es de lo mejor de Woody Allen en cuanto a originalidad y no es una obra deslumbrante, aunque sí es un buen instrumento para hacernos ver los privilegios de las celebridades respecto al resto de mortales, sus vidas algo desordenadas en general, sus luces y sombras. Y además Allen nos manda, como siempre, un mensaje: el éxito en las relaciones de pareja depende de la suerte.