Celeste crianza, un vino para vestir nuestra mesa.

Por Baco Y Boca @BacoyBoca

Al decir celeste sin más nos vendrá a la cabeza un color, un nombre e incluso una obra de teatro. Pero el Celeste del que os vamos a hablar lleva apellido, Celeste Crianza y eso nos da alguna pista más de que el tema que hoy nos ocupa no es ninguna de las tres imágenes que nos han venido a la cabeza.

De Ribera de Duero hemos hablado en varias ocasiones y de sus vinos muchas más. Una zona alta (podríamos situar su "nivel del mar" a 750 metros), con gran contraste de temperaturas entre el día y la noche y con un alcance geográfico que engloba, a grandes rasgos, provincias como Valladolid, Burgos y Soria.

Allí, a 900 metros nace Celeste Crianza, el monovarietal de la uva característica del lugar, el Tempranillo o tinto fino, un vino de altura nacido en una zona con gran cultura vitivinícola.

Pago del Cielo es la bodega elaboradora de Celeste. Dirigida por Juan Ramón García, su ubicación es cercana a Peñafiel y es una de las más altas de la denominación de origen, situándose a 895 metros sobre el nivel del mar. Allí vio la luz por primera vez Celeste Crianza. Fue en 2005 con el embotellamiento de la añada 2003. Durante estos años ha ido conquistando diferentes mercados internacionales, encontrándose ya en cerca de un centenar de ellos.

Celeste crianza refleja las características más típicas de los vinos de Ribera del Duero: su inconfundible sabor a madera se debe a su reposo de 12 meses en barricas de roble francés, más 12 en roble americano y al que debemos sumar su asentamiento de 1 año más en botella; su sabor a fruta roja y negra madura, con atisbos de café y tabaco; y una capa alta que nos recuerda inevitablemente a la cereza.

Pensando en las fechas que se acercan, seguro que todos estamos buscando vinos que nos ayuden a vestir la mesa y a acompañar los platos para esta Navidad.

Vinos hay muchos, y cada uno tendrá sus preferencias, pero me atrevería a decir que hay clásicos que nunca faltarán, aunque sea sólo una botella. Y no solo para tenerlas en casa, sino también para regalar o llevarlas como cortesía a aquellas casas que visitemos.Celeste Crianza es uno de esos vinos que nos harán quedar bien en cualquier ocasión.

Los menús que nos esperan serán variopintos, pero las tradiciones se imponen y Navidad se convierte en un festival del disfrute al que no hay que negarse. Carnes rustidas, asadas o al horno no faltarán como tampoco lo harán sus guarniciones que seguro no serán ensaladas.

Lo mejor de cada casa se servirá en las mesas y el maridaje debe estar a la altura. ¿Cómo saber qué vino escoger? A diario nos llegan propuestas y, si bien en las contra etiquetas de las botellas nos sugieren con qué podemos tomarlo, es cierto que no acaban de sacarnos de dudas.

Partamos de una base: el mejor vino será siempre aquel que te gusta, maride "oficialmente" o no con lo que estás comiendo, pero tener alguna pista más, sobre todo pensando en los invitados, nos ayudará.

Si en tus platos vas a contar con solomillo; pluma, secreto o presa ibérica, cabrito o capón, Celeste Crianza será un buen acompañamiento. También será válido si aprovechas las setas de temporada, introduces quesos en tus recetas o incluso si te atreves con alguna que otra verdura como los pimientos.

Puedes empezar con él en el aperitivo, en el que seguro que no falta algún queso para empezar a abrir el apetito. No lo olvides para la comida para redondear tus sabrosas elaboraciones, y no lo dejes de lado al final ya que Celeste crianza es, para mé, uno de aquellos vinos que sirven para alargar la sobremesa durante muchas horas, disfrutando de unos buenos frutos secos y de los típicos dulces navideños.

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