Celia Villalobos se divierte en el Congreso

Publicado el 25 febrero 2015 por Rgalmazan @RGAlmazan

“Es un coñazo, siempre dice lo mismo, y lo mal que vocaliza. Es pesadísimo y sus argumentaciones suenen falsas”. Esto es lo que debió pensar Celia Villalobos. Parecido a lo que piensan millones de ciudadanos. La única diferencia es que Celia estaba en su puesto de trabajo, cobrando un sueldo –por cierto, de nuestros impuestos—, y en vez de escuchar a su capo se dedicaba desde su puesto de la presidencia del congreso a jugar al Candy Crash.

Nada nuevo bajo el sol, podríamos recordar episodios similares en distintos parlamentos, capítulos que hoy recordamos y que prueban el amor que muchos diputados tienen a su trabajo y el respeto que presentan ante los que se suben a la tribuna de oradores. Y eso que sólo podemos hablar de los que pillaron con el carrito del helado. Unos veían porno, otros mandaban mensajitos a sus amiguetes, otros leían novelas o el periódico. Y muchos ni tan siquiera van, y cuando van…

Los diputados hacen, a menudo, novillos, y sólo se presentan para votar. Pero resulta que cuando les obligan a ir –lease el pleno de presupuestos o el del Estado de la Nación-- algunos se duermen, la mayoría se va cuando hablan los grupos de oposición que no son PSOE o PP o. como Celia Villalobos, se dedican a jugar al Candy Crash, desde su puesto de presidenta del Congreso.

Se aburría mientras que su jefe soltaba el discurso triunfalista. La verdad es que yo también, lo único en lo que estamos de acuerdo, pero alguien me puede decir qué hizo cuando hablaba la oposición ¿Cambiaría de juego o bajaba de nivel?

Lo único positivo de Celia es que a ella y a su marido, Arriola, la odia y ataca el propio Maruhenda, algo inaudito en este vocero pepero, capaz de defender todas las causas peperas aunque sean indefendibles.

La verdad, es que tengo curiosidad por saber si la Sra. Villalobos en todo el tiempo que duró el arduo, monótono y falaz discurso de su capo fue capaz de pasar de nivel. Al menos podríamos pensar que su destreza compensaba su falta de ética, aunque me temo lo peor. Y es que la buena mujer no da más de sí, es increíble que todavía esté en el congreso y más que sea vicepresidenta del mismo, pero Rajoy es así, su dedo mágico le ha llevado a nombrar a este personaje que como se ha demostrado ni tan siquiera le escucha. Eso sí, tiene un salario, por jugar al Candy Crash también, que todos pagamos y que es una barbaridad. Sueldo base: 102.256 euros, más alguna dieta que otra. Total, más que el presidente del gobierno –eso sin contar posibles sobrecitos--, por lo que no es extraño que ni le escuche.

En fin, ¿qué hubiera pasado si a algún trabajador le pillan jugando a los caramelitos en vez de trabajando? Ya sabemos lo extemporánea que es la Sra. Villalobos, y si no, aquí en este vídeo pueden ver algunos de sus actos impropios –el más conocido, el del chofer, cuando le gritó, cabreada y de un modo humillante: Vamos Manolo… vamos joder—.

Por cierto, su compañera Dolors Montserrat, vicepresidenta tercera de la camára ha señalado que le parece bien, defiende a Villalobos y dice que hay quien puede hacer dos cosas a la vez (?¿) No, si va a resultar que el hecho de jugar en pleno Estado de la Nación es propio sólo de personas inteligentes. ¡Lo que hay que oír!

Mientras tanto, el presidente del Congreso, Jesús Posada ha obviado el problema de su vicepresidenta, cuando tenía que ser quien la hubiera sancionado. Y es que, “entre lobos anda el juego”.

¡Hay que joderse! Resulta que el único amonestado y regañado ha sido el periodista de La Marea que grabó el vídeo.

Así funciona este país.Lástima que Celia Villalobos no tenga vergüenza, que se le haya quedado en el camino, porque si no, esta desvergonzada, dimitiría. Y pena, penita, que su propio jefe y su partido no la cesen y vean normal, sin hacer críticas, su comportamiento. Ya veríamos como actuarían si ese dinero fuera del PP y no de los ciudadanos, aunque se tratase de dinero negro.

Salud y República