Este pequeño pueblo emplazado a orillas del Río Nansa, en el valle del mismo nombre, en el corazón del occidente de Cantabria, y a las puertas de la famosa Cueva del Soplao y de la Cueva de Chufín, esta última Patrimonio Mundial de la Humanidad, apenas posee 200 habitantes. Su arquitectura es realmente bella con magníficas casas montañesas con adornadas balconadas hechas en fuerte roble y su vida sumamente tranquila.. Pasear por sus pequeñas calles y sus fincas colindantes donde el ganado vacuno y caballar pace tranquilamente en sus verdes "praos" es un verdadero placer para los sentidos. Su iglesia parroquial que data del siglo XVII posee en su interior un altar barroco profusamente decorado. Al igual que el edificio parroquial dedicado a San Pedro, el resto de las casas y construcciones de Celis se encuentran en perfecto estado de conservación estando la inmensa mayoría ocupadas, muy alejado de la imagen de pueblos abandonados, brindando todo ello una imagen de un pueblo vivo y con carácter. Una de las más representativas es la Casa de La Campona, con su escudo blasonado y es el mejor ejemplo de estilo barroco montañés. La fotografía de cabecera muestra la fachada de la casona.
En Celis o en sus alrededores se pueden desarrollar diferentes actividades y es un lugar ideal para utilizarlo como punto de partida para disfrutar del deporte y el aire libre. Junto al Río Nansa se ha abierto un sendero fluvial que discurre paralelo al río y que llega hasta la misma desembocadura en el Mar Cantábrico, en la Ría de Tina Menor. Esta senda fluvial tiene una longitud de 14 kilómetros. Una opción estupenda para bajar la comida de la que podemos disfrutar en algunos de sus restaurantes y de la que luego hablaré. No es mala idea tampoco llevar un kayak inflable y disfrutar de una plácida navegación por esta parte final del Río Nansa y el cercano Embalse de Palombera. Y lo más obvio e importante, la maravillosa red de cuevas de Cantabria, y de la que Celis posee en sus inmediaciones de tres ejemplos. La primera la Cueva de Chufín, como comenté anteriormente Patrimonio de la Humanidad, con ejemplos de pinturas rupestres de 25.000 años de antigüedad. La segunda, y quizás más famosa por su absoluta espectacularidad, la Cueva del Soplao con impresionantes cavidades y la de mayor numero de estalactitas excéntricas posiblemente del mundo. Por última la Cueva de El Porquerizo, yacimiento arqueológico de 20.000 años de antigüedad y Bien de Interés Cultural. Como veis hay para elegir y en fechas posteriores hablaré de estas cuevas únicas.
Si hay algo que no falla cuando uno visita los pequeños pueblos de nuestra geografía nacional es las postales de viejos vehículos que aún prestan un servicio diario a sus propietarios. Ya sean en forma de tractor, motocultor, Mobylette o Vespino o los indestructibles viejos Land Rover. La vida en los pueblos no siempre es fácil e inversiones tan importantes como son los vehículos hay que hacerlas durar. Esta faceta también es muy fácil verla en pueblos de Francia donde no raro encontrarse con Supercinco, Renault 9 o Peugeot 504.
En cuanto a la gastronomía y el buen yantar, Celis posee varios restaurantes donde degustar la comida tradicional cántabra. En nuestro caso nos fuimos al restaurante La Portilla. Un mesón típico montañés donde prima la calidad, la comida casera y la cercanía. Se puede disfrutar desde el clásico cocido montañés a enormes chuletones de vacas autóctonas de Cantabria o de buenos pescados dada su relativa cercanía con la costa cantábrica. En nuestro caso nos decantamos por una rabas de calamar -estaba de antojo- y dos raciones de un maravilloso cabrito asado. Otro domingo bien invertido.
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