Celler de can roca, el mejor del mundo

Por Constanza @lamaletadecon
Esta semana el Celler Can Roca fue coronado como el  mejor restaurant del mundo por la prestigiosa revista "Restaurant", a juicio de 800 críticos y cocineros, superando al malherido danés Noma.
La historia del Celler es una historia de familia, de un trío de hermanos que siguieron la estela de sus padres que en los años sesenta abrieron un restaurant en un barrio de Gerona Los dos hermanos mayores montaron la primer aventura, al lado de la casa de comidas de los padres en 1986. A la experiencia culinaria de Joan se fue sumando la afición por los vinos de Josep, a los que el hermano pequeño Jordi tardó como diez años en sumarse y no superponerse, y aportar su tendencia hacia lo dulce. Así nace la trinidad perfecta: fogón, vinos, postres.

Fotos cedida por el Celler de Can Roca


 El mayor Joan, reivindica que en toda esta fábula creativa subyace la base de la cocina catalana , la del día a día, que aún hoy sigue haciendo su madre. A ello le han ido sumando la escuela de sus maestros, y todo lo que incorporaron de sus viajes: “Viajábamos sólo para ver restaurantes”. A partir de ahí la transgresión, la creatividad, la polémica incluso. Porque en el Celler sí hay cocina de experiementación, de tendencia, de cuestionamiento. Aquí sí se toman helados calientes, y platos con espumas que nacen de más o menos complicados experiementos químicos.

Foto cedida por El Celler de Can Roca


También cada plato sirve de evocación a las sensaciones, los recuerdos, la poesía, los perfumes. Nadie que vaya al Celler irá buscando sólo comer sino también todo aquello que rodea al acto culinario. Ya el espacio triangular acristalado lleno de luz nos condiciona a un estímulo luminoso, luego viene una atención cálida exenta de divismos, y luego esa sumersión en la creatividad con conocimiento de causa: Timbal de manzana y foigras al aceite de vainilla, almeja con sorbete de pomelo y campari, adaptación del perfume Eternity de Calvin Klein, sopa de cerezas con gambas y helado de su hueso.

Foto cedida por El Celler de Can Roca

Pero la innovación y puesta en escena voluptuosa no se ciñe sólo a lo que va servido en los platos, también se convierte en experiencia sublime el maridaje que puede ser elegido por el cliente , Para ello puedes acercarte a la bodega, que por fin Josep , se pudo permitir de tener en el mismo restaurant. El espacio fue diseñado como un lugar de culto y a modo de cubos forrados en madera se destina cada una a cinco esferas de vinos: champagne, Riesling, Borgoña, Priorato y Jerez. A Josep no le gusta diferenciarlos por países o denominaciones de origen considera que eso es una división que ha creado los humanos. Pero dentro de cada esfera no sólo eliges tu vino sino que está ambientada con una música que el hermano sommelier considera acorde: así al Riesling le acompaña una sinfonía de Mozart y a los vinos de Jerez una pieza de Joaquin Turina.